Cristina Ortiz ha muerto. Que nadie busque solo la nostalgia de La Veneno en Vestidas de azul, porque lo que explora la nueva serie de Atresplayer (se estrena el domingo) es un universo más amplio que lo que vimos en el biopic de la transexual más mediática de todos los tiempos. Veneno fue una de las series más populares de los tres últimos años -llegó en los meses más oscuros de la pandemia- y la que impulsó la plataforma de Atresmedia, que desde entonces no ha dejado de producir. Pero aquella historia ya se contó.
Vestidas de azul es una especie de segunda parte de Veneno porque explora un mismo universo, aunque tiene muy pocos personajes en común. Continúan, por ejemplo, Paca La Piraña y Valeria (Lola Rodríguez). De hecho, la serie comienza cuando esta última encuentra la VHS -los espectadores más jóvenes verán una por primera vez- del documental Vestida de azul -dirigido Antonio Giménez-Rico por en el año 1983 y disponible también en Atresplayer- y conoce la realidad de unas pioneras que coincidieron en el tiempo con Cristina Ortiz pero no tuvieron su misma exposición mediática en la televisión de los 90.
Vestidas de azul descubre una parte de la historia social y popular de nuestro país nunca contada, marginada y oculta. Muestra y hace justicia con la realidad más complicada a la que se enfrentaron seis mujeres transexuales que lucharon contra todos y a pesar de todo en una época que seguía siendo muy hostil para ellas, a pesar de que el país daba sus primeros pasos hacia el aperturismo. En aquellos años, unos empezaban a vivir en color mientras que otras seguían luchando por sobrevivir en la herencia recibida en blanco y negro.
Cada una con su historia, Vestidas de azul, sin el magnético personaje de La Veneno, se centra en la vida de las seis mujeres del documental que están interpretadas por Rossa Ceballos, Chole Santiago, Geena Román, Alma Gormedino, Penélope Guerrero y Keyla Òdena. A través de saltos en el tiempo y entrelazando sus vivencias, la serie explica de dónde viene cada una de ellas y como de difícil lo tuvieron para ser lo que querían, con muchas dificultades y con la prostitución como única alternativa que la sociedad ofrecía para salir adelante en un entorno de marginación.
Producida por Los Javis -no está dirigida por ellos- enseña la valentía de una generación de luchadoras incansables que se apoyaban en la fuerza de la amistad para gobernar su vida. Porque, como decía Agrado en Todo sobre mi madre, "una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma".