José María Carrascal, fallecido a los 92 años, había sido corresponsal en Nueva York y allí aprendió casi todo lo que luego puso en práctica cuando Antena 3 lo convirtió en uno de sus presentadores más carismáticos a comienzos de los años noventa. Él tenía 60 y era su primera vez en un plató, aunque su carrera en el periodismo era larguísima.
Comenzó a hacer lo que se conoce como un informativo de autor e introdujo por primera vez la opinión con un comentario crítico que hacía en las noticias que cada día conducía "al filo de la medianoche", que era la fórmula que utilizaba cuando terminaba el programa y emplazaba a los espectadores al siguiente. Se despedía así porque nunca sabía a qué hora exacta iba a aparecer en pantalla.
"Un informativo es un periódico y los periódicos también tienen opinión. Decidí hacerlo y tuvo éxito", explicó en una entrevista. También fue de los primeros en repasar la prensa del día siguiente, comentando las portadas nacionales, pero también las internacionales. Así, por ejemplo, cada noche anunciaba el titular de apertura del Herald Tribune o del Frankfurter Allgemeine Zeitung, que leía en perfecto alemán recordando sus años de corresponsal del diario Pueblo.
Obviamente uno de los aspectos más recordados de Carrascal fueron sus llamativas corbatas que solo él se atrevía a ponerse y que le hicieron el presentador más imitable y parodiado de la época. "Televisión no solo es información, también espectáculo", admitió sobre este reclamo audiovisual. Así, rompió la figura rígida del busto parlante que tenía TVE y "conseguimos conectar con el público". Carrascal llevó una tarta a plató para explicar el IRPF y llegó a cantar un rap con la música de El príncipe de Bel Air.
También contribuyó a ello su naturalidad, que no estaba peleada con su rigurosidad, cuando algo fallaba en el informativo y tenía recursos para salir airoso explicando a los espectadores que un vídeo no había entrado correctamente y no pasaba nada.
Además de los informativos, presentó el programa Todos somos humanos, con Javier Sardá. Su carisma le llevó también a dar las Campanadas de Antena 3 en 1992.