William Friedkin falleció este lunes a los 87 años en su casa de Bel Air, en Los Ángeles (California), tal y como confirmó su esposa y exproductora Sherry Lansing. Aunque en 1971 ya había ganado el Oscar a mejor película y mejor director con The French Connection, el cineasta se dio a conocer gracias, especialmente, a su trabajo en El Exorcista (1973).
Aquel clásico del cine de terror sigue dando qué hablar a día de hoy. Curiosa es la historia de Danielle Witt y Ben Rockey-Harris, un matrimonio que, sin saberlo, quedó ligado por siempre al mítico largometraje.
Todo empezó en 2020, cuando ambos visitaron una casa de las afueras de Washington, en Cottage City, con intención de comprarla. Al enterarse de que su precio era de 377.000 dólares, muy por debajo de los 500.000 dólares que estimaba su valor de mercado, hicieron su oferta para adquirir la propiedad.
Los dueños aceptaron su oferta y una vez se mudaron, las cosas empezaron a cambiar. Los alrededores se llenaron de curiosos haciendo fotografías, algunos se acercaban hasta la puerta y otros lo hacían desde la otra punta de la calle con mirada de terror. Entonces, Danielle buscó en internet la dirección de su casa y descubrió que su propiedad había sido el escenario de un exorcismo en los años 40. Precisamente, del exorcismo que inspiró la novela El exorcista, de William Peter Blatty, que fue adaptada al cine por él mismo y dirigida por William Friedkin.
"El sacerdote libera al niño del monte Rainier, según se informó, estaba en manos del diablo", se lee en el titular de la noticia que data de 1949 sobre aquel caso real. En el interior, explicaban que un cura había realizado un exorcismo a un adolescente de 14 años para "echar al diablo fuera del niño".
"Los demonios no están apegados a los lugares. Están apegados a las personas. Son cosas que deambulan. Francamente mi casa tiene tantas probabilidades de una posesión demoníaca como la casa de cualquier otra persona. Para mí, esa fue siempre la parte más aterradora de la película El exorcista, es que esto le podría pasar a cualquiera", declaró Danielle a un medio estadounidense. A día de hoy, admite que los curiosos o fans de la película continúan acercándose por allí.