El coraje, a veces, se parece mucho al amor que no muere. Han pasado más de 7 años desde que el ex portero del Valencia Santiago Cañizares y su ahora ex mujer, Mayte García (valencia, 1983), enfrentaron la pérdida del pequeño Santi, uno de sus trillizos, quien, con apenas cinco años falleció a causa de un tumor cerebral. Desde entonces, no hay ni un solo día en el que la psicóloga no recuerde a su hijo. Por momentos, la vida se convierte en una demolición sin aviso. A la coach y psicóloga la existencia le dio un zarpazo definitivo la tarde en la que su hijo Santi, de tan solo cinco años, dejó de respirar. El cáncer infantil lo fue apagando como se apagan las luces de una catedral al cierre: primero el altar, luego las naves laterales, y al final, la cúpula. Desde ese silencio brutal, ella empezó a reconstruirse con las manos vacías.
Aquella pérdida dejó su alma convertida en un solar, Mayte ya no únicamente la madre de Sofía, India y Martina. Es también una superviviente del infierno, alguien que ha cruzado el fuego y se ha sentado a contemplar sus cenizas sin volverse piedra. "Perder a un hijo te desnuda, te rompe… pero también te permite reconstruirte desde la verdad", dice a la periodista Cristina Fernández en una entrevista para La Razón. Esa frase no suena a consuelo ni a autoayuda, sino a la confesión de alguien que ha sentido la muerte bajo la piel y ha decidido mirar hacia arriba. Hoy, desde ese lugar, colabora activamente con El Sueño de Vicky, una fundación que lucha contra el cáncer infantil con la determinación de quien sabe que cada minuto cuenta y para la que cuenta con la ayuda de la hija de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y de ACS.
El papel de Mayte García no es decorativo. "Mi función es dar voz, impulsar recursos y contribuir al apoyo de las familias afectadas". Su voz, templada y sin estridencias, tiene la firmeza del que ha llorado mucho pero se niega a vivir en la tragedia. Habla de "amor incondicional", de "presencia", de "gratitud". Palabras que en boca de otros podrían parecer lemas de taza, pero que en ella suenan como anclas.
Cada año, 1.500 niños son diagnosticados con cáncer en España
Cada año, 1.500 niños son diagnosticados con cáncer en España. Las cifras no gritan. Lo que grita es el silencio de las habitaciones hospitalarias, las sábanas con dibujos animados y los pasillos donde el tiempo pesa como un animal. "No hay suficiente financiación pública, y eso nos deja en una situación de enorme vulnerabilidad. Esta enfermedad puede tocarte a ti, a tu hijo. Y solo a través de la investigación podremos salvar vidas". Así de crudo. Así de real.
La fundación que integra ha logrado recaudar cerca de cuatro millones de euros, centrando sus esfuerzos en dos proyectos que son mucho más que ladrillos o microscopios: una Unidad de Tumores Cerebrales en el Hospital Niño Jesús de Madrid y una línea de investigación en el CIMA de la Universidad de Navarra. Mientras la política bosteza, la sociedad civil actúa. "En los inicios intentamos acercarnos al ámbito político, pero la respuesta fue la habitual: buenas palabras, pocas acciones. El cáncer infantil no vende políticamente", declara al rotativo de Audiovisual Española. La frase, seca, cae como un portazo. A los políticos les falta poesía, pero sobre todo les falta urgencia.
Entre las aliadas de esta causa está Cuchy Pérez, hija del presidente merengue, quien ha cedido el estadio Santiago Bernabéu para eventos benéficos. "Siempre está ahí cuando la necesitamos. Como muestra de agradecimiento, le hemos otorgado el título de Madrina de Honor". A veces, la generosidad también tiene palco. Mayte habla como quien ha llorado sin testigos. "Ayudar sana profundamente. No porque el dolor desaparezca, sino porque compartir lo vivido te conecta con los demás desde un lugar muy real". No se trata de olvidar, sino de convivir con la herida. De hacer de la ausencia una forma de presencia. "No te juzgues por sentirte así. Sobrevivir también es una forma de amar", le dice hoy a otros padres atrapados en la misma noche en la que ella vivió. Y cuando recuerda a su hijo, se le encienden los ojos. "Santi fue y es mi mayor maestro. Su paso por mi vida fue breve, pero dejó una huella eterna. Lo que viví con él fue un regalo que ni la muerte puede borrar".
Sus hijas, dice, han heredado la fuerza y la sensibilidad. "Son alegres, luchadoras, con una madurez que me asombra". La vida, a veces, se escribe desde lo que no está. Y en el corazón de Mayte, ese hueco lo ocupa Santi, convertido ahora en estrella, en brújula, en luz. "Me imagino siempre con Santi en el corazón, siendo mi guía, la estrella que ilumina cada paso que doy". Y es entonces cuando uno entiende que el coraje, a veces, se parece mucho al amor que no muere.
El ex portero del Valencia CF, actualmente volcado en su labor de comentarista deportivo en diferentes medios, atraviesa un momento complicado tras su ruptura y después de dos matrimonios que no llegaron a buen puerto, incluido el segundo con Mayte García, la madre de su pequeño Santi. El ex futbolista también se ha abierto en ocasiones y ha hablado de lo mal que lo ha pasaso: "Las cosas del amor son durísimas. No sé qué voy a hacer ni en el día de hoy porque este tipo de cosas te dejan muy tocado", confesaba esta primavera.
El ex guardameta se sinceró sobre sus sentimientos en Radio Marca: "Cambié mi vida por amor y ahora esto juega en mi contra". Además, confesó lo difícil que le estaba resultando volver a tomar las riendas de su vida: "Había reducido mucho mi círculo social...Y ahora me veo con todo el tiempo del mundo y un círculo social muy reducido". Y añadió: "Fue un giro de 360 grados, modifiqué absolutamente mi vida, y ahora ese giro juega en mi contra. Lo hice por amor y lo he disfrutado mucho, pero ahora tengo que volver a dar un giro que nunca quise dar".
Cañizares insistía en que él pone todo de su parte para recuperarse: "Soy consciente de que no hay vuelta atrás. No me gustan los químicos, soy de agua y tila estos días. He visto vídeos para tratar el tema psicológicamente. Entiendo a quien le haya costado superar esto. Reconozco que estoy muy sensible". Cañizares se ha refugiado en sus hijos para seguir adelante: "Me han puesto unos mensajes muy bonitos de ánimo. Lucas, que ha seguido sus pasos como portero en Portugal, le llama todos los días.
El ex portero se ha casado en dos ocasiones. Primero con Marina Conchello, con quien tuvo tres hijos: Carlota, de 28 años; Lucas, de 23; y Olivia, de 19. En 2008, se casó con Mayte García, fruto de este matrimonio nacieron Sofía, de 14 años, y los trillizos India, Martina y Santi.

Hay que recordar que fue en julio de 2021, alrededor de tres años después del fallecimiento de su pequeño, cuando el ex guardameta y la coach valenciana anunciaron su ruptura tras más de 13 años de matrimonio.