En estos tiempos de tensiones políticas, guerras, aranceles y opas, pocas noticias son tan bonitas como la que hemos tenido el placer de anunciar este miércoles, cuando, a las 18.23 h., hemos publicado antes que ningún otro medio la buena nueva del nacimiento de Lucas, el primer hijo del alcalde José Luis Martínez Almeida y su mujer, Teresa Urquijo. Luego todos repicaron la exclusiva. Fuentes familiares de toda solvencia no solo adelantaban en Informalia la primicia de que la joven "alcaldesa consorte" había dado a luz sino que lo había hecho tras un parto natural y sobre todo que tanto el bebé como la mamá están muy bien.
A las 18.23 h. de la tarde de este jueves luminoso y cálido de julio, el corazón de Madrid, siempre tan ocupado en asfaltar su porvenir, se detuvo un instante. No fue por un atasco, ni por una manifestación en Cibeles, ni por el paso parsimonioso de una procesión. Fue por algo mucho más leve y, por ello, mucho más importante. Los lectores de Informalia supieron antes que los de ningún otro medio y como quien asiste a una buena noticia que limpia los pulmones, que José Luis Martínez-Almeida, su alcalde, acababa de ser padre. Luego el primer edil confirmaría el nacimiento de su primer hijo.
Lucas se llama el niño. Vino al mundo en la clínica del Rosario, en la calle del Príncipe de Vergara. Lucas apareció tras un parto natural, sin estridencias, como si hubiera querido llegar haciéndose de rogar pero con discreción, en medio del ajetreo de una ciudad que no se detiene. La madre, Teresa Urquijo, se encuentra bien. Muy bien. Y el bebé, dicen fuentes de familiares, también. Nace el niño de un alcalde y de una mujer con linaje, pero sobre todo de dos personas que se miraron a los ojos y dijeron "sí".

Almeida había confesado que estaba resignado. Esas fueron sus palabras. Como quien cree que ya no va a ocurrir nada decisivo, como quien cierra el último libro antes de dormir. Pero entonces, como ocurre en las novelas que uno cree que no volverá a protagonizar, apareció Teresa Urquijo. Fue en una feria de arte, como no podía ser de otra manera: donde lo abstracto se vuelve humano. Ella tomó la iniciativa —detalle fundamental— y pidió su contacto. Desde entonces, todo ocurrió como deben ocurrir las cosas importantes: sin estruendo, con cadencia, con verdad. Pasaron por el altar en abril de 2023 y apenas un año después, la vida —ese caballo desbocado— les regaló su mejor jinete. Lucas llegó con retraso. Estaba previsto para el 24 de junio, pero como todo lo que merece la pena, se hizo esperar. Este 2 de julio, como habíamos avanzado, ingresó Teresa. Y este jueves 3 de julio, el alcalde se convirtió en padre a los 50. Un número redondo que asusta a algunas mujeres y a muchos hombres cuando lo pronuncian frente al espejo, pero que también ofrece el equilibrio necesario para entender lo que de verdad importa.
La víspera del parto, el alcalde seguía en su puesto, como si las urgencias del tráfico y los semáforos no tuvieran que entenderse con las de un nacimiento. Visitó el Centro de Operaciones de la EMT en Carabanchel. Habló de autobuses eléctricos con la cabeza y del hijo que venía con el corazón. Dijo que estaba tranquilo. Dijo que trabajaría hasta el último minuto, como si Lucas tuviera que nacer en plena reunión de movilidad. Las redes sociales, ese escenario donde los políticos se disfrazan de ciudadanos, sirvieron de altavoz para anunciar, en enero, la llegada del bebé. Pero ni Almeida ni Teresa quisieron hacer de su hijo un asunto de Estado. Apenas hablaron de él, más allá del nombre, que el alcalde reveló en un desayuno informativo: Lucas, en homenaje al padre de su esposa. Las calles, por su parte, han sido testigo silencioso del embarazo: Teresa, discreta y serena, paseó su vientre por Las Ventas, por la Feria de San Isidro, por la Semana Santa malagueña.

Almeida lo confesó con franqueza: ser padre a los 50 es una bendición con reloj. "Me perderé cosas que mis padres vivieron conmigo", dijo en un pódcast. Pero también añadió, como quien al fin se reconcilia con el calendario, que se tomará su baja de paternidad. Seis semanas. "No voy a perderme ni un minuto del niño", aseguró. Y uno se lo cree.
Lucas es ya el primer nieto de dos mujeres con abolengo y temple: Piru Urquijo y Teresa de Borbón-Dos Sicilias, esa dama que paseaba entre caballos como si la nobleza no pesara. Es también sobrino de una saga de hermanos Martínez-Almeida que, dicen, adoraron desde el primer instante a Teresa. El apellido Urquijo se mezcla ahora con el asfalto del Madrid de hoy, como si la historia y la política se dieran la mano en la cuna de un recién nacido. El hospital ha recibido flores, visitas, sonrisas discretas y promesas de un futuro. La familia de Teresa ha estado al pie del lecho, con su hermano Juan, que ejercerá de padrino. Y también la ciudad, que sin saberlo, ha estrenado un hijo. Porque Lucas, aunque aún no lo sepa, ha nacido bajo los tejados de una ciudad que no duerme pero que sabe soñar.
Estos doce meses de matrimonio han sido, según confesó el alcalde en El Hormiguero, un redescubrimiento de sí mismo. "49 años de soltero te vuelven maniático", dijo con humor. Pero también aseguró que estar a la altura de Teresa era su nuevo compromiso. El matrimonio, como la paternidad, se trata de eso: de ir poco a poco hacia el otro.

El pequeño Lucas ya tiene su primer futuro escrito: padre alcalde, madre de estirpe, una ciudad como madrina. Nace en una familia que valora el pasado y en una época que exige mirar hacia adelante. Su padre ha dicho en tono de broma que si no es del Atlético de Madrid, "es que algo ha fallado". Pero incluso eso, llegado el momento, se lo podrá perdonar. Lo que no podrá perdonarse nunca es no estar. Por eso Almeida estará presente. Dejará por un tiempo el tráfico, los árboles caídos, los presupuestos, para sentarse junto a la cuna y mirar cómo respira su hijo. Y Madrid, esta ciudad de contrastes donde se puede llorar por un atasco y reírse en un entierro, se ha enterado a tiempo. En este caso, en primicia. Porque pocas noticias son tan dulces como la llegada de un niño. Y pocas alegrías tan sinceras como la que, por una vez, un alcalde regala sin necesidad de prometer nada. Solo vida. Solo Lucas. Solo eso. Y ya es todo. La madrina, nos dicen, será una sobrina de Almeida con nombre de Reina.
Relacionados
- Primeras palabras de Almeida tras convertirse en padre: "Ha nacido con buenos mofletes"
- Primicia: Nace Lucas, el primer hijo de Almeida y Teresa Urquijo: "Ha sido un parto natural y tanto la madre como el bebé se encuentran bien"
- Primicia: Sabemos quién será la madrina de Lucas, el hijo de Almeida y Teresa Urquijo: "Tiene nombre de reina"
- Almeida y Teresa Urquijo ingresan en el hospital ante el esperado nacimiento de su hijo, Lucas: "Es inminente"