Felipe González, quien fuera el presidente del Gobierno entre 1982 y 1996, sigue siendo una figura de interés en el terreno político y social de nuestro país. Su opinión acerca de la actualidad, sobre todo la referente al partido que lideró, el PSOE, es escuchada en los magacines e incluso en los programas de entretenimiento, tal y como demostró el pasado mes de mayo en El Hormiguero. Sin embargo, hace mucho que su vida dejó de ser tan ajetreada como en sus inicios en la esfera pública. En su casa de Madrid, encuentra esa calma que tantos anhelan.
El expresidente reside en el barrio de Salamanca de Madrid, conocido como uno de los más exclusivos de la ciudad -el precio medio por metro cuadrado roza los 9.600 euros-. Sin embargo, entre sus calles infestadas de movimiento, su vivienda, un apartamento interior de unos 400 metros cuadrados, se encuentra ubicado en un entorno algo más tranquilo, en la calle de Velázquez.
Su finca en Guadalupe, lugar de paz y bonsáis
Además, González también dispone de una segunda propiedad en Guadalupe, Cáceres. Se trata de una finca de 49 hectáreas que adquirió en 2012 y que se ha convertido en su refugio lejos de la capital. La casa cuenta con 600 metros cuadrados distribuidos en dos plantas. Situada en plena sierra de Villuercas-Ibores-Jara, es el lugar perfecto donde el expolítico desarrolla una de sus pasiones: el cuidado de sus bonsáis.
En esta vivienda pasó los meses de pandemia junto a su mujer, Mar García Vaquero, empresaria vinculada a los círculos sociales más exclusivos de Madrid. Salen juntos desde hace doce años, optando siempre por un perfil bajo. Anteriormente, estuvo casado con la también política Carmen Romero, con quien compartió vida durante casi cuatro décadas. Se divorciaron en el año 2008.
Una vida cómoda
Lejos quedan, al menos aparentemente, sus memorables exhibiciones a bordo de yates o aquellos días en los que se escapaban a la República Dominicana a unos bungalows de lujo, de esos de 2.000 euros al día. En aquellos días se publicó que, además del bungalow ocupado por González y García Vaquero, los escoltas españoles del ex presidente ocupaban al menos otro.
Hoy, el matrimonio trata de llevar una vida de apariencia si no humilde, no demasiado ostentosa, un perfil bajo. Sus escapadas a casas de espectaculares por Almería, Marruecos o donde sea tratan de ocultarlas o llevarlas con la mayor discreción.
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