En una jornada marcada por la tensión política y la determinación ciudadana, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, encabezó este sábado en Budapest la marcha del Orgullo LGTBIQ+, prohibida por el Gobierno ultraconservador de Viktor Orbán. Acompañada por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, Díaz caminó al frente de una manifestación multitudinaria que superó todas las expectativas gracias al efecto llamada de la prohibición y congregó según algunas fuentes a 200.000 personas aunque algunos elevan a 300.000 la cifra de asistentes, desafiando las restricciones impuestas por las autoridades húngaras y hasta el aviso de que había cámaras identificadoras y detenciones. Una manifestación neonazi, ésta sí estaba autorizada, iba a discurrir por el mismo recorrido pero finalmente fue desviada para evitar enfrentamientos.

La vicepresidenta lanzó un contundente mensaje desde el corazón de la capital magiar: "El odio no es natural. No nacemos odiando, el odio se aprende". Con estas palabras, Díaz denunció la deriva autoritaria del Ejecutivo húngaro y mostró su respaldo a la comunidad LGTBIQ+, señalando que los derechos humanos "no pueden prohibirse por decreto". Ambos representantes del Gobierno español acudieron a la manifestación invitados por el alcalde de Budapest, Gergely Karácsony, quien desafió la orden de prohibición y abrió la ciudad a la celebración. "Estamos completamente organizados y somos gentes de paz", aseguró Díaz antes de sumarse a la marcha entre banderas arcoíris y cánticos por la igualdad.

La vicepresidenta criticó duramente al primer ministro húngaro, a quien acusó de permitir "marchas nazis" mientras prohíbe el Orgullo. "Lo que hoy está ocurriendo vulnera el Convenio Europeo de Derechos Humanos. Desde el Gobierno de España no podemos mirar hacia otro lado", afirmó. Y añadió: "Vamos a manifestarnos con calma y con alegría, porque la dignidad no se negocia".

Orbán ha intensificado en los últimos años una cruzada legislativa contra el colectivo LGTBIQ+, promoviendo una ley de "propaganda" que impide la visibilidad pública de identidades sexuales diversas y modificando la Constitución para restringir derechos fundamentales: prohibición del matrimonio igualitario, reconocimiento legal de solo dos géneros y veto a la adopción por parte de parejas del mismo sexo.





Además, permite denuncias anónimas contra quienes infrinjan estas normas. Pese a este contexto de represión, la marcha de Budapest se convirtió este sábado en un símbolo de resistencia europea. Más de 70 europarlamentarios respaldaron la protesta, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, recordó que "manifestarse por los derechos LGTBIQ+ es un derecho fundamental". Desde Budapest, Yolanda Díaz concluyó con un mensaje de esperanza: "Cuando ganan derechos las personas LGTBIQ+, gana toda la sociedad".