Cuarenta y ocho horas le ha durado el silencio a Alejandro Sanz, el tiempo que le ha llevado trasladar la polémica a su equipo de abogados y elaborar un comunicado para aclarar quién es Ivet Playà y por qué lo acusa de tener comportamiento "inhumano" y "moralmente cuestionable" con ella.

"Ivet, yo tenía un recuerdo muy bonito de nosotros dos, personas adultas que compartiendo su cariño, siendo libres, qué pena que este sentimiento se haya roto ahora", comienza el cantante. "En el mes de mayo me ofreciste participar e invertir en unos negocios familiares tuyos y tras consultarlo con mis asesores te dije que no. Siento que tu reacción sea esta pero quiero que sepas que nunca he sido partícipe de estas prácticas y así seguiré toda mi vida". Y finaliza: "Te deseo encuentres pronto tu camino y felicidad".

El entorno de Sanz ha negado en 20 minutos que "el trato dispensado haya sido vejatorio" y anuncian que, en caso de ser necesario, obligarán a la joven a que "acredite judicialmente cada una de sus afirmaciones". Además, subrayan que "no es la primera vez que un miembro del staff busca notoriedad pública a través de la filtración de datos personales y de carácter privado para obtener algún tipo de remuneración".

"Me siento utilizada y humillada"

Recordemos que fue este domingo cuando Ivet denunció a Alejandro Sanz a través de las redes sociales con un relato que sorprendió a los miles de fans del artista. La joven catalana aseguró que comenzó su relación con el madrileño cuando ella tenía 18 años y él 49, un intercambio de mensajes en redes sociales que se trasladó a los teléfonos personales. El vínculo entre ellos se afianzó y el intérprete de Corazón Partío le ofreció un trabajo en Madrid que ella aceptó: "Mi vínculo personal con Alejandro Sanz fue irremediable y se convirtió en íntimo y sexual. Se suponía que estaba viviendo un sueño, un sueño más de su mano, pero la realidad es que se convirtió en una terrible pesadilla", ha desvelado. "Me siento engañada. Me siento utilizada. Me siento humillada. Me siento, incluso, sucia porque no sé quién ha podido llegar a ver lo que yo le mandaba en mi más absoluta e íntegra intimidad".

Según Playà, las acciones de Sanz "llegaron a traspasar cualquier límite de lo que yo consideraba, y considero, moral e incluso humano" y añade: "A mí me ha dado miedo. Creo que vive en una realidad paralela que lleva construyéndose desde hace muchísimo años y creo que siente que está por encima del bien y del mal. Eso es tremendamente peligroso porque, en el fondo, lo está. Todo el mundo se lo consiente y nadie es capaz de plantarle cara".

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