Ese hombre mayor con gafas, vestido con elegancia y luciendo una bufanda con los colores de España, se ha vuelto una figura reconocible en cada paso que da su nieto en la élite del tenis mundial. Su nombre es Carlos Alcaraz González, y es el abuelo del reciente campeón de Roland Garros 2025, Carlos Alcaraz Garfia. Aunque no ocupa ningún cargo institucional ni representa oficialmente al país, su presencia tiene un peso simbólico que va más allá de los protocolos: es el rostro familiar del apoyo incondicional.

Alcaraz González ha estado junto a su nieto desde sus inicios, acompañándole en numerosas competiciones y convirtiéndose en una figura habitual en las gradas. Este domingo, en la pista Philippe-Chatrier de París, su emoción fue visible durante la victoria histórica del joven murciano ante Jannik Sinner en una final vibrante que confirma a Alcaraz como uno de los grandes referentes del deporte español.

La imagen del abuelo aplaudiendo con orgullo, junto al presidente del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, ha circulado ampliamente en redes sociales. Su bufanda rojigualda no solo simboliza el amor por su país, sino también por su familia. Para muchos, representa ese componente emocional y humano que conecta al público con los deportistas más allá del resultado.

Esta presencia cobra aún más valor si se tiene en cuenta la escasa representación institucional que ha acompañado a Alcaraz en esta final. A diferencia de otras ediciones del torneo, donde la Familia Real o altos cargos del Gobierno han estado presentes, en esta ocasión el único representante gubernamental destacado ha sido el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. También ha asistido Rodríguez Uribes por parte del Consejo Superior de Deportes.

Desde Zarzuela, el rey Felipe VI contactó con Alcaraz por teléfono para desearle suerte, aunque lamentó no poder asistir en persona. En otras citas históricas del deporte español, como finales de Copa Davis, partidos de la Selección Española o encuentros de Nadal en Wimbledon o el US Open, sí se ha contado con una mayor visibilidad institucional.

La figura de Carlos Alcaraz González, por tanto, ha destacado como símbolo de apoyo familiar y pasión deportiva. En una final con menos presencia oficial de lo habitual, ha sido él —abuelo orgulloso, seguidor fiel— quien ha encarnado el espíritu de millones de españoles que han celebrado, desde la distancia, el triunfo de una nueva leyenda del tenis mundial.

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