La familia Goyanes-Lapique está completamente rota tras la muerte del patriarca, Carlos, este miércoles en su casa de Marbella. El empresario estaba ya retirado y disfrutaba de su dorada jubilación junto a su mujer, Cari, con la que contrajo matrimonio hace ya 49 años. En 2025 habrían celebrado sus Bodas de Oro. Carlos adoraba a sus dos hijas, Cari y Carla, y en esta etapa de su vida estaba completamente volcado en sus nietos, cinco en total, por los que sentía verdadera devoción.
Era 20 de septiembre de 1975 cuando Carlos Goyanes le dio el "sí, quiero" a una de las grandes damas de la alta sociedad de la época, Cari Lapique, hija de los Condes de Villamirandala. Fue en la parroquia de la Virgen Madre de Marbella ante 600 invitados entre los que se encontraban Carmen Franco, Lola Flores con su hija Lolita y Pitita Ridruejo, entre otras.

Los hijos llegaron pronto: Caritina (1976) y Carla (1983). La mayor, casada con Antonio Matos y amante de la buena cocina, triunfa con su propia empresa de catering y tiene dos hijos, Pedro y Cari. La pequeña, que hizo sus pinitos en el mundo de la moda y saltó a las páginas del papel cuché por un breve romance con el torero Fran Rivera, estudió Administración y Dirección de empresas y sucedió a su padre al frente de la empresa familiar, Agencias A Promociones Inmobiliarias. Está casada con Jorge Benguría y son padres de tres hijos, Carlos, Santi y Beltrán.

Apasionado de los deportes, Carlos no se perdía la retransmisión de los Juegos Olímpicos de París, incluso trasnochaba para animar a los equipos españoles en las competiciones. Esa es la razón, según TardeAR, por la que este miércoles su esposa se ha marchado al mercadillo de Sotogrande sin despertarlo. Ya al mediodía, su hija Cari se ha acercado a la casa para comprobar su estado y ha descubierto que su padre había fallecido mientras dormía.
Su boda con Marisol
El matrimonio con Cari Lapique fue el segundo en la vida del productor musical, que contrajo primeras nupcias con Pepa Flores, más conocida como Marisol, la niña prodigio de la época a la que descubrió el propio padre de Carlos Goyanes. Fue el 16 de mayo de 1969 ante más de 4000 personas. Más tarde, ella confesó que no estaba enamorada aquel día, así como los abusos y el aislamiento que sufrió bajo la 'protección' de la familia Goyanes desde su más tierna infancia: "Yo no me relacionaba con otra gente que no fueran las que me dejaran en aquella casa. Cuando ya siendo mayor quería conocer a un chico, me lo prohibían, y si de los que conocía me gustaba alguno, me lo aislaban inmediatamente. Yo era intocable. Era su negocio". El relato de la cantante era estremecedor: "Me llevaban a un chalet del Viso y allí acudía gente importante, gente del régimen, a verme desnuda, a mí y a otras niñas. A mi madre, cuando venía a verme, los Goyanes la ponían a comer en la cocina". Ellos lo negaron todo.

Marisol y Carlos habían convivido juntos como 'hermanos' y se ennoviaron en secreto. Cuando se hizo oficial, todo se desdibujó: "En mi opinión, cuando todo estuvo secreto, era como una formidable aventura en la que confundíamos los sentimientos. Cuando nos vimos en libertad de salir, de entrar, de vivir una auténtica vida de novios, el amor se enfrió", dijo ella.
Pusieron fin a su matrimonio solo tres años después, en 1972, tras haber intentado ser padres sin lograrlo. Ella sufría una malformación en el útero y fue operada, pero la presión y los sinsabores dieron al traste con un matrimonio que fue más producto del márketing que de un sentimiento sincero. Años después, ella encontró al amor de su vida, Antonio Gades, y él a Cari Lapique.
Cinco meses en prisión
El divorcio de Marisol fue un escándalo en la época pero nada comparado con el que Goyanes protagonizó en 1990, cuando el juez Baltasar Garzón ordenó su ingreso en prisión por un presunto delito de narcotráfico en el marco de la Operación Mago. Él siempre defendió su inocencia y tras cinco meses entre rejas, reunió los 30 millones de fianza que impuso el magistrado para recuperar la libertad: "Estoy muy feliz de poder estar otra vez con mi familia. Únicamente siento haber tenido que estar cinco meses para demostrar que ha sido totalmente injusto el que haya estado en prisión. Muy pronto se va a demostrar que soy totalmente inocente", dijo entonces.
Su mujer, a su lado siempre, confesó que había organizado una colecta entre amigos y familiares para conseguir dicha cantidad, estratosférica para la época, pues la mitad de su fortuna (más de 40 millones de pesetas) había sido bloqueada en el proceso.