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"Mamá, tienes las cejas grises y no pareces tú": el desgarrador recuerdo de Sara Carbonero acerca de la quimioterapia

Es habitual que Sara Carbonero comparta en Instagram algunas de sus reflexiones, muchas de ellas relacionadas con sus hijos, los pequeños Martín y Lucas. La periodista, que cumplió 40 años en febrero, vivió un punto de inflexión en su vida a raíz del cáncer de ovarios que le diagnosticaron en 2019. Fue en un momento convulso, pues poco antes Iker Casillas sufrió el infarto que le mantuvo alejado de los terrenos de juego.

En estos años, la que fuera presentadora de los Deportes en Telecinco ha exprimido cada segundo de su vida. Regresó a España con su familia y tras su separación del exguardameta del Real Madrid y del Oporto, se volvió a ilusionar con Kiki Morente (con quien protagonizó un efímero romance) y con el cantante Nacho Taboada, de quien sigue plenamente enamorada desde que su relación se conociera a comienzos de 2022. En su fiesta de 40 cumpleaños, reunió a numerosos amigos y amigas y también al propio Nacho e Iker, demostrando que el padre de sus hijos es una personal fundamental en su vida.

En la madrugada de este martes, 11 de junio, Carbonero ha compartido una extensa reflexión en su perfil de Instagram: "Vaya por delante que soy malísima con los selfies en el espejo pero anoche quería probar unas luces nuevas. Que si un ojo bizco, que si muy seria, la mirada melancólica, que si te sonríes mucho a ti misma es muy forzado", ha escrito, junto a la imagen a la que hace referencia. Y añadió: "Lejos de la frivolidad que pueda parecer, yo cuando me miro al espejo lo hago para tomar conciencia de mí misma, lo utilizo como herramienta clave para mejorar mi autoestima".

En este sentido, ha explicado: "Por causas de la vida, ya he transitado épocas en las que huía de ellos porque no reconocía a la persona que me mostraba el reflejo, llegué incluso a pasar tres o cuatro meses sin mirarme en uno". Entonces, ha recordado: "En una de esas, al acabar el sexto y último ciclo de quimioterapia, yo estaba en la cama, sin poder moverme y mi hijo mayor se tumbó conmigo".

Martín, que en enero cumplió 10 años, se preocupó por su madre: "Después de mirarme detenidamente, muy raro, soltó: 'Mamá, es que tienes las cejas grises y no pareces tú'. Yo por entonces, precisamente por no mirarme ignoraba que había perdido todo el pelo de las cejas, que son las que enmarcan la mirada y dan personalidad al rostro".

Carbonero habló al respecto con su hijo mayor: "No sabía muy bien cómo salir de ahí y se me ocurrió decirle: '¿Y pestañas? ¿Has visto que me queda una única superviviente ? ¡Una! ¡Las más valiente!' Intentó arrancármela, por supuesto, muerto de risa y empezamos una guerra de almohadas y después, a otra cosa. Tengo esa conversación grabada como muchas otras incómodas, en las que gracias a su capacidad de adaptación fue todo menos traumático".

Pasados los años, sus hijos han aprendido a gestionar la enfermedad que padeció: "A día de hoy, cuentan orgullosos a sus amigos cuando mamá tenía el pelo 'como un chico'. El día que me vieron así por primera vez, les llevé unos puzzles para desviar su atención, como me dijo la psicóloga".

No obstante, Carbonero ha explicado: "Pero no resultó, como dice la canción: No quitaron sus ojos de mí, corriendo incluso alguna tímida lágrima por sus mejillas. Luego, empezamos a buscar fotos de actrices y cantantes monísimas con pelo corto y nos pusimos con el puzzle".

Sara y sus hijos dieron toda una lección de vida: "Las carcajadas llegaron cuando en ese mismo verano salía en la tele un anuncio de champú que grabé meses antes con mi larga cabellera meneándola para delante y para detrás. El colmo de los colmos. Esto sirvió para que los enanos me imitaran y me animaran: 'Ya pronto volverás a hacerlo, mamá. Y además, ya no tendrás las cejas grises'".

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