No todo iban a ser buenas noticias para Ágatha Ruiz de la Prada (63). Tras asistir al Baile de la Rosa, donde se codeó con la familia Grimaldi y la jet set europea, la diseñadora recibió hace unos días una mala noticia por parte de la Audiencia Nacional: dos zonas de Son Servera, su finca de la costa de los Pinos, en Mallorca, tendrán que ser demolidas.
Durante años se mantuvo el derecho privado de la propiedad, en lugar de paso público de servidumbre, que era lo que reivindicaba el grupo ecologista que está detrás de la denuncia. En este tiempo, ambas partes se intercambiaron denuncias y demandas, y el proceso judicial siguió con sus plazos. La diseñadora es usufructuaria de la propiedad, cuya titularidad ostentan sus dos hijos en común con el periodista Pedro J. Ramírez, Cósima y Tristán. La villa forma parte del patrimonio que se repartió en 2018 tras su divorcio del periodista.
De esta manera, se tendrá que demoler, por un lado, la piscina y la zona que la rodea y, por otro, del embarcadero por el que se accede directamente al mar. No obstante, la diseñadora seguirá "luchando", pues no quiere que, tras tanto tiempo, sus esfuerzos caigan en saco roto. Así lo declara a Hola, medio al que confiesa que lleva "veinticinco años con el disgustillo". La empresaria no cree que esta sea "la última oportunidad".
Hace unos años, la diseñadora se autodefinía como una persona "requeteecologista". Sin embargo, ni en ese momento ni ahora entiende las motivaciones detrás de las denuncias que caen sobre ella. "Una cosa es el ecologismo, que me encanta, daría mi vida por el ecologismo, y otra cosa es la envidia", explicaba, recordando cuando, allá por 2005, varios defensores del medioambiente se colaron en su casa para protestar.
"Ese momento fue muy violento, me encantan los ornitólogos. De hecho, mi hijo quiso ser ornitólogo, y no entiendo qué tienen que ver con esto. Estoy todo el verano quitando plásticos… Esta piscina es de agua de mar, no gasta agua, funciona con placas solares… Esa piscina se nota que es antigua…", expresó.
En su momento, hay quienes le propusieron que abriese la zona de cara al público, pero esta se negó "por no tener dinero para seguridad". "Esta piscina está legalizada, lo que pasa es que ha habido una sentencia que ha quitado esta concesión de medioambiente por 75 años. El innombrable estaba bastante amenazado", sentenció.
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