Terelu Campos se sincera sobre su ingreso en el hospital: "Me puse a llorar"

"Me puse a llorar". Con estas palabras ha avanzado Terelu Campos (58) el calvario que atravesó el pasado fin de semana, cuando ingresó en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid aquejada de una neumonía, tal y como avanzó Informalia. Por suerte, todo quedó en un susto, pues este martes al mediodía recibió el alta, pero su paso por el hospital no solo le afectó en la parte física, sino también en la emocional, ya que fue atendida en la misma habitación donde falleció su madre, María Teresa Campos, el pasado mes de septiembre.

La presentadora ha explicado este miércoles, en la revista Lecturas, cómo vivió el antes, durante y después de su hospitalización. "Llevaba días que no me encontraba muy allá, el jueves trabajé en Mañaneros, grabé El Cazador y tenía a todos los amigos preparados en mi casa para ver esa gran gala de Supervivientes. El viernes me levanto y sé que verdaderamente no estoy bien. Yo no suelo tener fiebre, es algo raro en mí", ha explicado.

El malestar fue a más. "Así que si mi cuerpo empieza a tiritar, sé que algo no va bien y que eso es igual a fiebre, y fiebre alta. Y así ha sido. El sábado ingresé por Urgencias", ha expresado. Y, después de cuatro días de verdadera preocupación, ha agradecido al equipo médico su profesionalidad y a su entorno el cariño que le ha brindado en los últimos días.

"Quiero dar las gracias a mi doctora Rocío, que se chupó conmigo las más de 4 horas haciéndome pruebas, a mi amiga Paloma, que se quedó conmigo a dormir, a todos los amigos que se han pasado durante el pasado sábado", ha apuntado.

El doloroso recuerdo de su madre

Para Terelu, el hecho de gestionar la incertidumbre sin tener a su hermana Carmen a su lado se sumó a los recuerdos que le vinieron sobre la muerte de su madre. "A la primera persona que echo de menos al entrar por las puertas de un hospital es a mi hermana Carmen. Solo dentro del miedo de cuando uno está enfermo a lo que toene, se da cuenta que ha habido una casualidad, o no... y es que la habitación que me han dado, sea la misma en la que murió mi madre", ha contado.

"Reconozco que cuando entré por las puertas me puse a llorar y el celador no entendía qué me pasaba. Solo me decía: "Si está bien, no está grave...'. Y yo le expliqué que la última vez que estuve aquí fue viendo morir a mi madre, en la habitación 6903. Espero que cuando estéis leyendo esto yo pueda hacerlo también desde las paredes de mi casa", ha sentenciado la madre de Aleja

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