Los rumores acerca de una supuesta crisis matrimonial entre Tamara Falcó e Iñigo Onieva continúan cogiendo fuerza a pesar de los esfuerzos de los protagonistas en desmentirlos. Todo surgió a raíz de una discusión que protagonizaron en un céntrico restaurante madrileño y acabaron abandonando por separado. Las últimas informaciones asegurando que la marquesa de Griñón había dormido fuera de la casa que comparte con su marido para refugiarse en la de Isabel Preysler, los han alimentado. Este viernes, salen a la luz nuevos datos sobre estos últimos movimientos.

Según Carlos Gimeno, la razón por la que Tamara ha pernoctado en Villameona no tiene nada que ver con problemas en su matrimonio sino con los negocios: "Se llevan a cabo muchas reuniones de trabajo allí, en casa de su madre. A veces termina tarde y decide quedarse", ha dicho. Y no solo eso: al parecer, Falcó y su madre comparten una rutina mañananera: practicar yoga. "Tamara va a casa de su madre a las ocho de la mañana para hacer yoga juntas. Ella sale de su casa antes de que llegue la prensa, a las siete y media de la mañana, y cuando los fotógrafos llegan a casa de Isabel a las nueve la ven salir y creen que ha dormido allí, pero no es así".

"No tengo por qué soportar esto"

La marquesa ha asegurado este viernes que los rumores sobre su crisis matrimonial "son cíclicos" y que se ha resignado a tener que escucharlos "cada 15 o 20 días". Sin embargo, se mostró muy molesta con estas informaciones durante su última intervención en El Hormiguero: "Hay muchas noticias que son mentira. Hay periodistas detrás de mí diciéndome barbaridades sobre mi familia, mi marido... No tengo por qué aguantar eso", dijo.

Tamara Falcó aseguró que está muy agobiada por el interés mediático que despierta y que ella misma alimenta con sus exclusivas (muy bien remuneradas) a su revista de cabecera: "Intento que esto no me agobie. Me he mudado a un sitio donde entro con mi coche, nadie tiene acceso a mí, tengo el gimnasio en el edificio... Yo no me escondo pero sí me protejo". Y añadió: "Una cosa es que te pidan una foto y otra que te acosen. Hay gente que se cree con derecho de mirarte desde la calle con prismáticos".

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