No hay reconciliación: Juan Ortega y Carmen Otte no han hecho las paces tras la rajada del torero en su no-boda

Aunque se creía que se habían dado una segunda oportunidad, Juan Ortega y Carmen Otte no se han reconciliado. La cardióloga y el torero rompieron su relación después de que este se negara a casarse a comienzos de diciembre, cuando la joven ya estaba lista para pasar por el altar y 500 invitados esperaban para celebrar su amor en Jerez de la Frontera.

Así lo ha confirmado Sandra Barneda este martes en Telecinco, donde ha transmitido, a través de José Antonio Avilés, que ni existe reconciliación ni hay planes de vivir juntos, tal y como anunciaba esta misma mañana El Confidencial. Todo apunta a que ambos siguen meditando lo sucedido y valorando qué es lo mejor tras diez años de relación y un varapalo que, en poco más de una semana, ha dado a conocer a Ortega en toda España más allá de su faceta como torero.

El diestro y la sanitaria, ambos de 33 años, tendrían que haberse dado el 'sí, quiero' el pasado 2 de diciembre en la iglesia de Santiago. Sin embargo, el novio no se presentó en la ceremonia, avisando de su decisión apenas una hora antes de celebrarse.

"Nos dicen que tenía dudas", relató el escritor Juan del Val, uno de los asistentes, el día después del fallido enlace. Como él, otros invitados se habían desplazado hasta la ciudad andaluza, donde reaccionaron anonadados a la rajada del matador de toros.

Unos días atrás Ortega había trasladado sus inseguridades al cura que iba a oficiar el enlace, Josep María Quintana. "Le llamó por teléfono con las dudas que tenía, y el cura le dijo que no se casase", desveló Pilar Vidal. "¡No lo veo! ¡Es que no lo veo!", aseguró la periodista que le dijo el torero al párroco.

A partir de entonces los novios se refugiaron en su círculo cercano en busca de paz y tranquilidad. Otte escuchó las opiniones de sus familiares y amistades, que le aconsejaron que aprovechara la luna de miel para hacer una escapada con sus amigas. También para recordarle que el diestro le debía todo el dinero que no habían podido aprovechar: 70.000 euros que luego ascendieron a 90.000. La sanitaria ha pasado unos días en Rota, Málaga.

Por su parte, el torero se marchó a un pequeño municipio de Checa, en Guadalajara. Allí tienen una casa sus padres que le sirvió para refugiarse del tormentón. Luego se dijo que se fue a la finca de un buen amigo. Otros afirmaron haberle visto una mañana rezando, hecho polvo, en una iglesia del Barrio Salamanca de Madrid. Y parece que ambos siguen igual: lidiando con la decepción en silencio.

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