Este domingo continúan las celebraciones del enlace del año. Tamara Falcó e Íñigo Onieva ofrecen a sus familiares y amigos más íntimos un brunch en el hotel Ritz, donde también celebraron la preboda el viernes, para agradecerles su presencia en su gran día.
La boda, que tuvo lugar en el palacio el Rincón este sábado, estuvo plagada de detalles, que contamos desde Informalia, y sorpresas. Entre estas últimas, la que el empresario madrileño le tenía preparada a su ahora esposa.
Tras darse el 'sí, quiero', la marquesa de Griñón y sus invitados miraron al cielo para disfrutar de un juego de luces, creado por 200 drones, que formaban en el aire figuras como un corazón o frases como "love is in the air" mientras se escuchaba música clásica de fondo.
Un regalo de bodas que el ya yerno de Isabel Preysler preparó con mimo para Tamara. "Las reuniones con Íñigo fueron casi en secreto, en diferentes cafeterías de Madrid. Para nosotros, lo más importante era la discreción, así que Íñigo solía acercarse a altas horas de la noche a nuestro aeródromo. Solía tener mucho cuidado para que nadie le siguiese hasta allí y se enterase de lo que estaba preparando", declaró el responsable de la empresa contratada para este momento especial a Hola.
Otra anécdota que sin duda ha sido la más comentada del evento fue el incendio en la casulla del sacerdote que oficiaba la misa por culpa de unas velas traviesas. La hermana del novio, Alejandra Onieva, fue la gran bombera porque gracias a sus reflejos se evitó el desastre en el altar: ella fue quien a manotazo limpio apagó las llamas que prendían la ropa del padre José Luis.
