La luz de Carmen Sevilla, consumida por el Alzheimer, se apagó para siempre el pasado martes 27 de junio. Fue incinerada un día después, en el tanatorio de Pozuelo de Alarcón y en la más estricta intimidad, como así deseó su único hijo, Augusto Algueró Jr.
El hijo de la que fuera presentadora de Cine de Barrio recibió críticas por no abrir una capilla ardiente para su madre, como así han tenido otras grandes figuras de la cultura española como Rocío Jurado, Lola Flores o Sara Montiel.
De esta forma, solo asistieron los más íntimos: "Muy poquitos, única y exclusivamente familia directa, de lazos de sangre con mi madre, exceptuando dos personas que son las que han cuidado a mi madre durante los últimos años, que son Angelines y Alejandra", confesó el propio Augusto. También se defendió de las críticas por no rendirle un homenaje público a lo grande: "Si hubiera montado un circo también hubiera habido críticas", lamentó.
Rappel ya anunció que él sí quería organizar una misa funeral en su honor para que todos sus amigos y admiradores tuvieran la oportunidad de rendirle homenaje a una de las figuras más grandes que ha dado nuestro país. "Voy a convocar a todos los artistas y voy a hacer un funeral a una amiga mía porque me da la gana. No la voy a olvidar nunca, era una mujer entrañable, me ha demostrado ser amiga durante muchos años y ha sido una mujer maravillosa", dijo.
Sus palabras se interpretaron como un desafío a Augusto Algueró, pero nada más lejos de la realidad porque el funeral que Rappel está preparando para la artista tiene el beneplácito del propio Augusto. Así las cosas, el hijo de 'la novia de España' no le ha puesto ninguna traba al vidente para este homenaje se celebre. La despedida tendrá lugar el jueves 13 de julio a las 19:00 en la Iglesia de San Antón en Madrid, como el propio Rappel nos ha confirmado.
Carmen se fue de forma tan discreta como ha vivido los últimos años. En 2009 le diagnosticaron Alzheimer, en 2010 se retiró de la vida pública y en 2015 ingresó en una residencia geriátrica, donde ha permanecido hasta el final de sus días. El domingo 25 de junio fue trasladada a la Fundación Jiménez Díaz tras un empeoramiento en su estado de salud. Dos días después, su luz se apagó para siempre dando paso a la leyenda.