El 24,3% de las muertes de 2020 estaban relacionadas con enfermedades cardiovasculares. La Organización Mundial de la Salud (OMS) las define como el conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos. El riesgo de desarrollar este tipo de patologías disminuye si procuramos llevar un estilo de vida saludable.
Lea también: Los cinco nutrientes que no deben faltar en la alimentación diaria de un hombre
Esto se traduce en la combinación de diferentes factores como una buena alimentación, con una dieta rica en frutas y verduras; la práctica regular de ejercicio físico moderado y cumplir con las horas de sueño diarias que aconsejan los médicos para que nuestro organismo pueda recuperarse.
No obstante, la ciencia ha logrado dar con la señal que nos puede alertar de la presencia de problemas que pueden desencadenar en un ataque cardíaco. Solo es necesario una sencilla prueba: observar los vasos sanguíneos de la retina, pues esta es la única parte del cuerpo humano en el que los vasos sanguíneos son visibles.
Qué es la dimensión fractal
Así lo asegura una reciente investigación llevada a cabo por los Institutos Usher y Roslin de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), y que fue presentada este pasado lunes, 14 de junio, en la conferencia anual de la Sociedad Europea de Genética Humana en Viena. Para clasificar los patrones que formaban los vasos sanguíneos usaron un concepto de Geometría: la dimensión fractal.
De esta forma, los autores del estudio pudieron ver que quienes presentaban dimensiones fractales más bajas, tenían mayor riesgo de infarto de miocardio.
Para llevar a cabo la investigación, se utilizaron datos del Biobanco del Reino Unido (UKB por sus siglas en inglés). Se trata de una institución que contiene datos médicos y de estilo de vida de más de medio millón de participantes de todo el país. Además de las dimensiones fractales de los vasos sanguíneos de la retina, se incluyeron factores clínicos tradicionales: edad, sexo, índice de masa corporal, presión arterial sistólica y tabaquismo.
Se detecta hasta cinco años antes
La edad promedio para un ataque cardíaco es de 60 años y descubrieron que su modelo logró su mejor desempeño predictivo más de cinco años antes de que ocurriera el ataque cardíaco. ''Sorprendentemente, descubrimos que nuestro modelo clasifica mejor a los participantes con riesgo de infarto de miocardio bajo o alto en el UKB en comparación con los modelos establecidos que solo incluyen datos demográficos. La mejora de nuestro modelo fue aún mayor si añadimos una puntuación relacionada con la propensión genética a desarrollar un infarto de miocardio", explicó Ana Villaplana-Velasco, estudiante de doctorado en la Universidad de Edimburgo.
Lea también: Bebidas frías o calientes: ¿qué es mejor para combatir la ola de calor?
Encontraron nueve regiones genéticas que organizan los patrones de ramificación vascular de la retina. "Se sabe que cuatro de estas regiones están implicadas en la genética de las enfermedades cardiovasculares. En particular, en procesos relacionados con la gravedad y la recuperación del infarto de miocardio", dice Villaplana-Velasco.
En lo que atañe a su aplicación real en este campo, Ana Villaplana-Velasco explica que este proyecto "es el primer paso". "Lo siguiente es probar este modelo en otras bases de datos y poblaciones para corroborar que mejora la predicción de las personas que van a desarrollar un ataque al corazón y pensar cómo se puede introducir en el diagnóstico", concluye.