El 31 de agosto de 1997 el mundo amaneció con una trágica noticia: Diana de Gales, ex mujer de Carlos de Inglaterra y madre de los príncipes Guillermo y Harry, había fallecido en un accidente de tráfico. Estaba en París con su novio, el empresario Dodi Al-Fayed, y salían de cenar cuando su coche se estrelló contra uno de los pilares del Túnel del Alma. Huían de los paparazzi y el chófer, Henri Paul, que circulaba a 110 km/h en una zona restringida a 50 y triplicaba la tasa del alcohol permitida, perdió el control del vehículo. Tanto él como Al-Fayed murieron en el acto. Diana fue trasladada con vida al hospital de la Pitié-Salpêtrière, pero no pudo superar las heridas y se certificó su fallecimiento a las cuatro de la madrugada, tres horas después del siniestro.
A las 00:23 horas del 31 de agosto de 1997, Paul perdió el control del automóvil en la entrada este en el túnel ubicado bajo el puente homónimo y compuesto de cuatro carriles divididos en grupos de dos por una serie de columnas que sirven de soporte a la estructura. El coche circulaba por el carril izquierdo de la calzada de la derecha y pasó rozando a gran velocidad el parachoques trasero de un vehículo que circulaba a 50 km/h por el carril derecho. Paul frenó durante una distancia de 19 metros, tal y como lo demostraron las marcas de neumáticos presentes en la calzada, y rozó el tercer pilar, donde se encontraron restos del faro izquierdo. Tras girar a la derecha y volver a frenar, esta vez durante más de 32 metros, el Mercedes se desvió hacia la izquierda y chocó frontalmente contra la decimotercera columna del paso subterráneo. A continuación dio un violento giro sobre sí mismo de aproximadamente 180° y golpeó la pared derecha del túnel con la parte izquierda del capó, deteniéndose en mitad del carril derecho. El impacto provocó importantes daños en el vehículo, particularmente en la parte delantera, debido a la ausencia de guardarraíl entre los pilares y la calzada. El automóvil viajaba a una velocidad estimada de 105 km/h en una zona limitada a 50 km/h, reportando varios testigos que llegaron poco después del accidente ver humo saliendo del coche (también informaron que algunos fotógrafos en motocicletas «invadieron el Mercedes sedán antes de entrar en el túnel»).

Reino Unido se tiñó de luto y despidió, entre lágrimas, a la que habían bautizado la 'princesa del pueblo'. Se facilitaron dos libros de condolencias, uno en el Palacio de St. James y otro libro en la embajada del Reino Unido en Estados Unidos. Las 11.000 bombillas de los almacenes Harrods, propiedad de Al-Fayed, fueron apagadas y más de un millón de ramos de flores fueron depositados en el Palacio de Kensington, residencia de Diana.

Tres millones de personas acudieron al funeral de la princesa, celebrado en la Abadía de Westminster, y se instalaron pantallas gigantes a las afueras del templo hasta Hyde Park. Entre los asistentes se encontraban la primera dama de los Estados Unidos, Hillary Clinton; la primera dama de Francia, Bernadette Chirac; y los cantantes Luciano Pavarotti, George Michael y Elton John, grandes amigos de Diana. Este último interpretó 'Candle in the Wind 1997', versión reescrita de un tema de 1973 que dedicó a la princesa. El funeral fue visto por 31,5 millones de espectadores en Reino Unido y por 2,5 mil millones de personas en todo el mundo, que lloraron con aquellos dos niños, Guillermo y Harry, que despedían a la figura más importante de sus vidas con la cabeza alta y sin derramar una sola lágrima. Normas de protocolo.

Diana fue enterrada en una ceremonia privada en una isla situada en medio del lago Óvalo Redondo, en los jardines de Althorp. Vestida con un traje negro de la diseñadora Catherine Walker, llevaba entre las manos un rosario, obsequio de la Madre Teresa de Calcuta, fallecida el día anterior al funeral.
¿Accidente o asesinato?
La muerte de Diana levantó un auténtico tsunami conspiranoico encabezado por el padre del mismo Al-Fayed, quien llegó a declarar que su hijo y la princesa habían sido asesinados por orden del príncipe Felipe de Edimburgo, el marido de Isabel II. Afirmaba que la familia real no aceptaba que los príncipes Guillermo y Harry pudiesen tener un suegro musulmán, precisamente cuando Dodi y Diana se disponían a hacer oficial su relación, el 1 de septiembre de 1997.

Una teoría que apoyó públicamente Richard Tomlinson, antiguo espía del MI6, que habló del caso en su autobiografía. Aseguraba en esas páginas que Henri Paul tenía vínculos con los servicios de inteligencia y que recibió la visita de un agente secreto para cobrar por su misión. Afirmaba también que su departamento se había encargado de poner micrófonos ocultos a Dodi y Diana.

Y un dato más: la existencia de un vehículo Fiat Uno de color blanco en el lugar del siniestro. La teoría apuntaba a que fue el conductor de este coche, que muchos testigos situaban en el Túnel del Alma a la misma hora de la colisión, el que obligó cerró el paso a Henri Paul, provocando el accidente. El equipo de investigación contratado por Mohamed Al-Fayed culpó al periodista francés James Andanson, propietario de un Fiat Uno blanco, de haber empujado el Mercedes en el que circulaba la princesa, pero la Operación Paget demostró que Andanson no estuvo presente en el lugar de los hechos aquella noche. En el año 2000, el periodista fue hallado muerto dentro de un vehículo completamente calcinado. La policía concluyó que se trataba de un suicidio, pero el padre Al-Fayed creía que el MI6 se deshizo de él. Nada se demostró y la versión oficial es que el chófer, sobrado de alcohol y tratando de zafarse de los fotógrafos perseguidores, perdió el control del coche.
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