La muerte del Santo Padre ha conmocionado al mundo entero. Su estado de salud era muy delicado y su edad avanzada (88), pero nadie esperaba llorar su partida apenas unas horas después de verlo, con buen aspecto y mejor ánimo, en el Urbi et Orbi de la Plaza San Pedro y un posterior encuentro privado con el vicepresidente de Estados Unidos, J.D Vance. Las últimas horas de vida del Papa Francisco fueron intensas y también complicadas, pues tras atender sus compromisos, ya tarde, se retiró a su residencia de Santa Marta, donde comenzó a sentirse indispuesto.

Según revela Vatican News, el Papa descansó por la tarde y cenó tranquilamente en su casa, contento por haber visitado nuevamente el balcón de San Pedro después de esos días de baja médica. A las cinco de la madrugada, se despertó con mucho malestar y el personal que lo acompañaba llamó inmediatamente a un médico. Ninguno se separó de su lado: los sacerdotes Fabio Salerno, Daniel Pellizzon y Juan Cruz Villalón; las monjas vicencianas que dirigen el edificio donde el pontífice residió durante más de una década; y su enfermero y asistente personal, Massimiliano Strappetti, que se convirtió en su mano derecha en los últimos años. Era su hombre de confianza, su fiel servidor, el que, en las propias palabras de Francisco, le "salvó la vida" al convencerlo para que se sometiera a una operación de colon en 2021.

Aseguran que apenas hubo tiempo para reaccionar pues en poco más de una hora, el Papa quedó inconsciente, tumbado en su cama: "No sufrió, todo sucedió rápidamente", dicen quienes estuvieron a su lado en esos momentos, asegurando que todo fue repentino.

El fallecimiento se produjo alrededor de las 07:35 h. y poco después, el Vaticano anunciaba oficialmente la muerte del Papa Francisco: "Con profundo dolor, debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre". Ya por la tarde, tras el rito de constatación de su muerte, que tuvo lugar a las 20h, desvelaban que el motivo de la muerte había sido un ictus cerebral que le causó un fallo cardiocirculatorio irreversible. Así lo certificaba el profesor Andrea Arcangeli, jefe de la Dirección de Sanidad e Higiene, en el parte de defunción que se hacía público. Además, se recordaba que Bergoglio tenía antecedentes de insuficiencia respiratoria aguda en neumonía bilateral multimicrobiana, bronquiectasias múltiples, hipertensión y diabetes de tipo II.

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