La sonrisa de Felipe VI, Doctor Honoris Causa: el birrete, el libro de la ciencia, el anillo y los guantes blancos

El Rey ha sido investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alcalá (UAH) en un acto solemne que se ha celebrado este jueves 27 por la mañana en el Paraninfo alcalaíno. La fuerte vinculación del monarca con esta institución pública, su compromiso con los derechos humanos, la cultura y la investigación le han hecho merecedor de la distinción. Doña Letizia ha permanecido en un discreto segundo plano mientras seguía el acto desde la tribuna.

Con dos golpes de maza en el suelo, según marca la tradición, el macero ha anunciado el comienzo de la sesión. Ha ejercido de anfitrión de esta ceremonia, el rector universitario, José Vicente Saz. Hemos visto en el claustro al jefe del Estado con la capa roja y negra preceptiva de este acto. Sin el birrete octogonal de los doctores, el mismo que lucían las autoridades académicas y el mismo que recibiría minutos después. Ha tomado la palabra Eva Senra, vicerrectora de Estudiantes.

El momento más esperado de la ceremonia ha llegado de la mano de quien ha ejercido de padrino del Rey, el catedrático de Ciencias Jurídicas Miguel Rodríguez Blanco. El padrino de Su Majestad ha procedido a leer a laudatio en honor al nuevo Doctor Honoris Causa. "Inmenso honor escribir y pronunciar la laudatio", ha empezado Rodríguez Blanco: "El encargo más importante que he tenido y que tendré". Y ha citado palabras del Rey: "Por muchas veces que uno viene a la querida Universidad de Alcalá uno no puede más que sentirse abrumado por todo lo que aquí ha acontecido". El padrino ha destacado "el excepcional mérito" por su trabajo, por la cultura y por la sociedad, con menciones a la Constitución del 78 y los pilares de "la libertad, la igualdad, la justicia y la dignidad de la persona"; a Tomás y Valiente y, claro, a Cervantes, "tan presente en este paraninfo".

Después, el rector universitario ha investido doctor al jefe del Estado al hacerle entrega del título, el birrete doctoral y todos los símbolos de su nombramiento: "El libro de la ciencia que es preciso -ha destacado Saz- que cultivéis y difundáis con respeto y consideración a vuestros maestros; el anillo como emblema del privilegio; y los guantes blancos, símbolo de la pureza que deben conservar vuestras manos y símbolo de vuestra dignidad". Acto seguido, ha tomado la palabra don Felipe, que ha empezado por destacar la relevancia de la UAH en la historia, cinco veces centenaria y Patrimonio de la Humanidad, en cuyas aulas impartieron docencia Antonio de Nebrija, Lope de Vega y Jovellanos.

Cervantes, la lengua y el derecho

"En esta ciudad vio la luz, en 1547, don Miguel de Cervantes Saavedra; y por eso cada año acudimos a este histórico Paraninfo", ha continuado el soberano. Con la figura de Cervantes en el eje central de su discurso, ha hablado de "la literatura y el derecho, dos orillas de un mismo río, el de la lengua". Dos campos del saber que han ido de la mano desde Cicerón hasta Kafka, Allan Poe, Tolstoi y Mario Vargas Llosa. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor honoris causa a propuesta del Departamento de Ciencias Jurídicas de la UAH, don Felipe ha dicho que "la lengua es la arquitectura de nuestras relaciones". Y que "esa arquitectura toma cuerpo, en el ámbito del derecho, en las normas y los actos jurídicos". También, ha mencionado "la lengua de especialidad" como la de "médicos, arquitectos, marinos y pilotos", sin embargo, "la lengua del derecho nos pertenece a todos". Porque el derecho "es ante todo comunicación, ordenación de la convivencia, solución de los problemas prácticos y tangibles de los ciudadanos". Como simbología de esta ceremonia, la música de Gaudeamus y el Hymne à la Nuit, de Jean-Philippe Rameau.

Doctor tras la distinción de Nápoles

El departamento de Ciencias Jurídicas propuso su distinción, la primera otorgada por una universidad española tras haber sido investido por la Università degli Studi Federico II de Nápoles (Italia), el pasado diciembre. Tal y como señalan desde el centro académido, se han tenido en cuenta "su vinculación con la UAH y su compromiso con los derechos humanos, la cultura y la investigación". Se trata, pues, del segundo doctorado después de haber recibido el de Nápoles, la universidad decana laica y estatal de todo el mundo con 800 años de historia.