Este sábado se ha celebrado el funeral privado por Karim Aga Khan en Lisboa, la localidad en la que el multimillonario jefe de la rama ismaelita del islam, fallecido a los de 88 años, tenía la sede de su fundación y un gran número de fieles. Sin embargo, sus restos mortales serán trasladados a la localidad de Asuán, en Egipto, un país en el que hay muchos seguidores de esas creencias musulmanas diferentes a las tradicionales.

De su primer matrimonio con la bellísima modelo británica, Sally Croker Poole nacieron sus primeros tres hijos, y el mayor de ellos ha sido designado ya su heredero espiritual y administrador de su gran fortuna, calculada según algunas fuentes en 8.000 millones de dólares, si bien otras la sitúan en cifras muy superiores. Después de su divorcio, el príncipe volvió a casare con Gabriela Renata Thyssen, un matrimonio del que nació su cuarto hijo, Ali Mohamed, y que sólo duró seis años y también acabó rompiéndose por las infidelidades del Aga Khan, un hombre, que como su íntimo amigo, Juan Carlos de Borbón tuvo una vida amorosa muy intensa fuera de sus matrimonios. No ha sido una sorpresa que el Emérito haya asistido este sábado a Lisboa para despedir a su amigo.

Muchos personajes de la alta sociedad internacional, contemporáneos del príncipe ismaelita se preguntarán hoy si entre los familiares que asisten al funeral en Lisboa estará el verdadero primogénito del fallecido: el hijo secreto que el Aga Khan tuvo con la socialité Annouchka von Meks, una guapísima joven de 16 años, de familia de origen ruso establecida en París, donde ella estudiaba cuando conoció al príncipe en una discoteca a finales de los años 50 del pasado siglo, diez años antes de la primera boda.

Karim acabó abandonando a la joven Annouchka cuando esperaba un hijo suyo, después de cinco años de relación. Fue un escándalo monumental en una época en la que no había redes sociales aunque la historia fue recogida por los grandes semanarios del momento como Paris Match o Jours de France y naturalmente el resto de la prensa internacional. Mientras duró su romance, las revistas del corazón se hacían eco de las fiestas de Karim y Annouchka en los yates donde navegaban por los puertos de moda del Mediterráneo, las estaciones de sky suizas o las carreras de caballos en las que competían los purasangre más caros del mundo, algunos de ellos, propiedad del príncipe.

Se sabe que el niño nació en el barrio de Neuilly, un distrito residencial de la capital francesa pero su certificado de nacimiento nunca se hizo público. A partir de entonces, Annouchka y el hijo (que nunca existió oficialmente), desaparecieron de las páginas de sociedad. La fortuna de Karim Aga Khan, pagó el silencio de esa novia de juventud, menor de edad cuando cayó en sus brazos. Ese hijo que hoy si vive tendrá unos 60 años, será probablemente el gran ausente en las exequias de su padre.

Annouchka y el Príncipe Azul que se desvaneció: Un romance de lujo, desamor y un misterioso bebé
Era un cuento de hadas. Fiestas opulentas, cruceros en yates hacia puertos exóticos, vuelos en aviones privados a lugares paradisíacos, carreras de caballos y esquí en los Alpes. Diamantes, pieles y lujos que solo parecían existir en los sueños más extravagantes. Así era la vida de Annouchka von Meks, una colegiala parisina de 16 años, cuando en el verano de 1959, mientras pasaba sus vacaciones en la Riviera Francesa, conoció a un joven que cambiaría su vida para siempre.
Las revistas de la época contaron hasta los detalles de cómo se conocieron. En una discoteca de Saint-Tropez, un muchacho desconocido se acercó a su mesa y le pidió bailar. "Soy el Aga Khan", dijo con una sonrisa. Annouchka, rubia de ojos azules y con la delicada belleza de una muñeca de porcelana, pensó que una broma. Tenía en l cabeza al padre de su pretendiente, tercer marido de Rita Hayworth (se casó con el después de romper con Orson Welles. Su matrimonio con Alí Khan fue en 1949 y duró cuatro años).
Annouchka von Meks sabía quién era el Aga Khan: un hombre mayor, calvo, de casi 80 años. Al ver al heredero, no sabía quién era ese joven flaco y tímido que se autoproclamaba el Aga Khan: soltó una carcajada y respondió: "Ah, claro, y yo soy la princesa Margarita", dijo refiriéndose a la hermana de la reina de Inglaterra, Isabel II. No tardó mucho en enterarse de la verdad. El viejo Aga Khan había muerto dos años antes, y el muchacho que la invitaba a bailar no era otro que el príncipe Karim, el nuevo Aga Khan. Annouchka se sonrojó al darse cuenta de su error y, entre disculpas, aceptó salir con él al día siguiente. Así comenzó un romance que deslumbró a la alta sociedad de la época. Se convirtieron rápidamente en el centro de atención. La revista francesa Jours de France publicó un artículo titulado "La verdad sobre Karim y Annouchka", que se convirtió en uno de sus números más vendidos. La historia era de ensueño: una joven de origen humilde, hija de inmigrantes rusos blancos que regentaban una tienda de ropa en París, había conquistado al hombre más codiciado del mundo. Sus vidas parecían un desfile de lujos: cenas exclusivas, viajes interminables, joyas y aventuras. Sin embargo, los padres de Annouchka tenían sus reservas. Aunque Karim era el soltero más deseado de la época, Annouchka solo tenía 16 años y ellos no estaban seguros de que estuviera preparada para una relación de tal magnitud con aquel apuesto playboy veinteañero. Pero el romance continuó, y la joven se sumergió por completo en el mundo del príncipe Karim.

A pesar de su estilo de vida hedonista, Karim enfrentaba una presión enorme de su comunidad. Los líderes ismailíes querían que se casara con una musulmana ismailita, alguien que pudiera convertirse en la Begum, su esposa oficial. En un episodio revelador, Karim encontró un álbum de fotos en su escritorio, con imágenes de seis mujeres musulmanas de ojos oscuros y cabello negro. Una nota adjunta le sugería que eligiera a una de ellas como su esposa y que dejara de lado su relación con Annouchka.

Annouchka también sintió el peso de esa presión. Mientras su romance con Karim se enfriaba, la joven fue instruida para convertirse al islam, un paso que quizá alimentó sus esperanzas de convertirse en la Begum del Aga Khan. Pero las señales eran cada vez más claras: Karim empezaba a distanciarse. Su atención se desvió hacia otras mujeres, y finalmente, una nueva rubia, Dolores von Furstenberg Guinness, ocupó el lugar de Annouchka.

Un final inesperado: el misterio del bebé
A pesar de las promesas de amor y los años compartidos, Annouchka quedó sola. Mientras Karim seguía con su vida, la joven parisina descubrió que estaba embarazada. En 1964, dio a luz en una clínica privada de París, en el exclusivo suburbio de Neuilly, donde vivía con sus padres. Sin embargo, el nacimiento del bebé estuvo rodeado de un enigma. Los registros oficiales del nacimiento fueron clasificados, y las autoridades municipales recibieron instrucciones estrictas: nadie podía acceder al certificado de nacimiento del niño sin una autorización directa de la familia von Meks.

El misterio sobre la identidad del padre del bebé nunca fue confirmado oficialmente, pero las circunstancias apuntaban a Karim, el hombre que alguna vez prometió un mundo de lujo y amor eterno. Para Annouchka, el cuento de hadas terminó en melancolía, pero los ecos de su historia, de lujo, amor y abandono, siguen resonando décadas después. Annouchka se quedó con sus recuerdos, un romance que marcó una época y un bebé cuya existencia sigue siendo un misterio cuidadosamente guardado.