En lo alto de las montañas del Himalaya, en el corazón de Bután, un país donde el tiempo parece avanzar al ritmo de su propia melodía, la modernidad y la tradición se han unido de una forma inesperada. Jetsun Pema, apodada "la Kate Middleton del Himalaya" por su estilo impecable y enfoque contemporáneo para gobernar, y su esposo, el Rey Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, protagonizaron un evento histórico al convertirse en los anfitriones de un concierto de Ed Sheeran.
El aclamado cantautor británico ha sido el primer artista occidental en actuar este fin de semana en el pequeño reino de Bután, conocido como la Tierra del Dragón del Trueno. La actuación tuvo lugar en el emblemático Estadio Changlimithang, un espacio que puede albergar hasta 15,000 personas, marcando un hito cultural para el país, que hasta hace 25 años apenas comenzaba a experimentar la televisión. Sheeran, con su guitarra y letras que atraviesan generaciones, llevó sus éxitos como Shape of You y Perfect a un escenario rodeado por montañas que eclipsan incluso las colinas de su Suffolk natal. Sin embargo, el concierto fue mucho más que música; fue un símbolo del delicado equilibrio que el rey Jigme Khesar busca entre preservar las raíces culturales de Bután y abrir las puertas a una modernización controlada. El precio de las entradas (unos doce euros) es un reflejo del compromiso del Rey y la Reina con el bienestar de su pueblo, conocido como el "más feliz del mundo".
El propio Ed Sheeran compartió su experiencia en Instagram: "Qué concierto, qué país, qué lugar tan hermoso con gente increíble. Déjenme saber si puedo mudarme aquí, por favor y gracias". El concierto de Ed Sheeran no fue solo un espectáculo musical; fue una declaración del rumbo que Bután está tomando. Mientras el mundo observa cómo el Rey y la Reina guían a su país hacia el futuro sin sacrificar su esencia, este evento simboliza cómo incluso las tradiciones más antiguas pueden encontrar un espacio para la armonía con los ritmos modernos. En Bután, donde la felicidad nacional es un indicador de éxito, un concierto puede ser más que entretenimiento: puede ser una nueva forma de recordar que incluso en las montañas más altas, hay espacio para el arte, la conexión y la alegría. Y si Ed Sheeran termina mudándose allí, como sugirió entre risas, tal vez este reino se convierta en el refugio perfecto tanto para artistas como para soñadores.
El artista también tuvo el privilegio de compartir una cena con el Rey y la Reina. "Ellos me dijeron: 'Solo queremos que las personas que visiten nuestro país lo amen, lo respeten y entiendan sus ideales.'" Una filosofía que encapsula la esencia de Bután y su política de turismo exclusivo, que prioriza el respeto a la naturaleza y las tradiciones locales. Jetsun Pema, una mujer de 34 años con educación en Regent's University London, se ha ganado los corazones tanto en Bután como en el extranjero gracias a su gracia natural y su compromiso con la modernización sostenible. Su colaboración pasada con Christian Louboutin o su participación en eventos como la coronación de Carlos III han demostrado que puede moverse con soltura entre la tradición y las demandas de un mundo globalizado.
Pero Jetsun no es solo una figura decorativa. Junto a su esposo, lidera iniciativas como la creación de Gelephu Mindfulness City, una ciudad diseñada para ser el modelo de sostenibilidad del futuro. Además, la pareja real ha rendido homenaje a figuras modernas como Laurene Powell Jobs, viuda de Steve Jobs, otorgándole una rara distinción nacional por sus contribuciones al progreso. La fascinación por Jetsun y Jigme Khesar no es nueva. Su historia de amor y su cercanía con el pueblo recuerdan inevitablemente a otra pareja joven y magnética: los Príncipes de Gales, William y Kate. Al igual que Kate Middleton, Jetsun era una "plebeya" antes de casarse con el Rey en 2011. En 2016, los entonces Duques de Cambridge visitaron Bután y participaron en actividades que iban desde explorar monasterios montañosos hasta probar suerte en el tiro con arco, el deporte nacional. Ese vínculo entre ambas parejas reales parece haberse fortalecido con los años, y quién sabe, quizá en una próxima visita compartan no solo actividades culturales, sino también el gusto por la música.