El príncipe Harry se prepara este mes para enfrentarse al gigante mediático en los tribunales. Según transcripciones desveladas por Vanity Fair, Harry amenaza con causar graves daños.
En diciembre, durante las audiencias preliminares del juicio, el juez Timothy Fancourt, conocido por su temple, perdió la calma frente al abogado defensor en el Tribunal Superior de Londres: "¡Esto es absolutamente inaceptable!"
El abogado en cuestión, Anthony Hudson, lidera el equipo legal de News Group Newspapers (NGN), el conglomerado mediático de Rupert Murdoch, en el juicio civil que el príncipe Harry ha presentado contra ellos. El incidente ocurrió mientras el juez revisaba las pruebas para el juicio, que comenzará el 20 de enero y se prolongará durante ocho semanas.
El ambiente en el tribunal, por lo general marcado por un lenguaje formal, se tensó. Lo que enfureció al juez fue la solicitud de Hudson de retrasar el juicio, alegando que su equipo no había tenido suficiente tiempo para preparar su defensa. "No sé qué testigos serán llamados ni sobre qué documentos se basarán", argumentó el abogado, según las transcripciones obtenidas por Vanity Fair.
El juez desestimó la petición, recordándole que "las partes han tenido años para preparar este juicio". No le faltaba razón. Por su duración y complejidad, este caso recuerda al famoso juicio Jarndyce contra Jarndyce de Casa desolada de Charles Dickens, donde los litigantes se empobrecen mientras los abogados se enriquecen.
16 detectives privados y 23 periodistas implicados
El caso no gira en torno al hackeo telefónico, como muchos suponían. Harry señala 30 artículos y 20 incidentes entre 1998 y 2011 en los que, según él, se violó su privacidad. En total, están implicados 16 detectives privados y 23 periodistas. Se mencionan prácticas como el blagging, que consiste en obtener información mediante engaños, usada en artículos que acusaban a Harry de ser un consumidor compulsivo de drogas. Su abogado, David Sherborne, ha negado estas afirmaciones, señalando que, en su momento, Rebekah Brooks, entonces directora de NGN, aseguró al Palacio de Buckingham que estos artículos estaban respaldados por pruebas.

No obstante, el hackeo telefónico sí está en el centro de otra denuncia incluida en el juicio: la de Tom Watson, exdiputado laborista y ahora miembro de la Cámara de los Lores, quien acusa a NGN de represalias por su oposición a los tabloides. Watson, al igual que el duque de Sussex,
Se ha negado a llegar a un acuerdo extrajudicial, argumentando que un juicio es de interés público. Uno de sus testigos será el ex primer ministro Gordon Brown, con el objetivo de probar la implicación de los altos mandos de NGN.
¿Quién sabía qué, y desde cuándo?
La verdadera amenaza para el imperio Murdoch no reside en los casos específicos de Harry y Watson, sino en las "cuestiones genéricas" que abrirán el juicio. Sherborne ha insistido en comenzar examinando las pruebas que revelan cómo los tabloides de Murdoch utilizaron prácticas ilegales, como el blagging y el uso de detectives privados, de manera sistemática. Según Sherborne, esto no habría ocurrido sin el conocimiento de los directivos del grupo.
Hudson intentó evitar que estas cuestiones fueran examinadas, argumentando que Sherborne quería convertir el juicio en "una investigación pública". En diciembre, Hudson se quejó de tener que analizar 200,000 páginas de documentos, incluidos numerosos testimonios. Pero el juez Fancourt rechazó su argumento, afirmando que NGN había gestionado mal su tiempo.
El juicio, por tanto, se convertirá en un viaje en el tiempo, revelando los secretos de un escándalo que parecía olvidado.
Máquinas de generar escándalos
En los años 2000, los tabloides de Murdoch, News of the World y The Sun, competían ferozmente con rivales como el Daily Mail. Los tabloides de Murdoch ganaron, convirtiéndose en máquinas implacables de generar escándalos. Sin embargo, con la llegada de las redes sociales, este modelo se desplomó. News of the World cerró en 2011 tras el escándalo de las escuchas, y The Sun, que vendía más de tres millones de copias al día, hoy apenas alcanza las 700,000.
Para los implicados, el juicio es como exhumar un monstruo que desearían nunca haber creado. Entre ellos podría estar Will Lewis, ahora CEO del Washington Post, acusado de intentar destruir correos comprometedores. Otro nombre clave es Paul Cheesbrough, jefe del grupo de streaming Tubi Media, quien dirigía las operaciones digitales de Murdoch en Londres. Según los abogados de Harry, Cheesbrough podría ser interrogado durante cinco o seis horas.
En la cúspide de esta pirámide se encuentra Rupert Murdoch. El juez Fancourt ya advirtió a Sherborne sobre convertir a Murdoch en "trofeo", sugiriendo que no aportaría nada nuevo. Pero argumentar que Murdoch, como autoridad máxima, no tiene responsabilidad personal parece, cuando menos, ingenuo.
Este juicio promete arrojar una luz implacable sobre el legado de Murdoch y la cadena de mando en sus periódicos. Aunque Murdoch nunca ha mostrado remordimiento por el sufrimiento causado a las víctimas, este proceso podría alterar para siempre la percepción pública de su imperio.
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