El buque escuela Juan Sebastián Elcano viaja ya rumbo a las islas Canarias, con Leonor de Borbón a bordo como guardiamarina, en un viaje de seis meses de duración por distintos puertos de América. La despedida este sábado, en el puerto de Cádiz, de los familiares de los tripulantes estuvo llena de emociones y la propia reina Letizia no pudo contener las lágrimas al decir adiós a su hija.

Este bergatín-goleta donde se forman los jóvenes marines que aspiran a ser oficiales de la Armada fue construido en 1927 y en estos 87 años ha surcado los mares de todo el mundo y recalado en más de 71 países diferentes, siempre llevando por el mundo la bandera de España y su tradición marinera.
Sin embargo, el oscuro suceso ocurrido en 2014 constituyó un terremoto de fuerte impacto en la reputación de la Armada y en la del histórico velero, un escándalo con el que se intentó no hacer demasiado ruido mediático y que nunca ha sido suficientemente aclarado. En abril de 2014, en su escala de cinco días en Cartagena de Indias, se introdujeron presuntamente en el barco más de 150 de kilos de cocaína, entregadas al parecer por una banda de narcotraficantes.
En la siguiente escala en Nueva York, algunos militares de la tripulación entregaron supuestamente 26 kilos de droga a otros traficantes. El caso, investigado por la DEA (Administración de Control de Drogas), dio lugar a la detención de seis marineros y el cocinero del buque, quienes se declararon inocentes y desconocedores de las identidades de quiénes podían haber escondido la droga en un compartimento destinado a guardar cables y velas. El caso es que cuatro años de investigación no fueron suficientes para dar con los verdaderos culpables.

En algunos medios se habló del descontrol, que, según la jueza del caso, reinaba en el barco, donde la guardia militar no registraba a los marineros que subían y bajaban en los diferentes puertos de la travesía, lo que significaba que cualquier miembro de la tripulación pudo embarcar la cocaína sin que nadie le registrara. Finalmente fueron procesados siete tripulantes, seis militares y un cocinero, por trapicheo con cantidades menores de droga y condenados a penas de hasta tres años de prisión, aunque la sentencia no resolvía el misterio de quién permitió la entrada de la droga en el buque. A lo largo de la investigación, algunos testigos e imputados afirmaron que el consumo y tráfico de drogas en el Elcano era algo habitual desde hace años. Finalizado el proceso, el entonces comandante del buque escuela, Enrique Torres Piñeyro, fue ascendido a vicealmirante por la entonces ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, mientras fuentes de la Armada consideraron que había incurrido en un 'exceso de confianza' en su tripulación.
Como consecuencia de aquel episodio, las normas de seguridad se endurecieron drásticamente tras el escándalo y el Juan Sebastián Elcano en el que navega Leonor de Bobón, es un ejemplo del cumplimiento estricto de las normas que imperan en la Arrmada española.

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