Casas Reales

La verdadera razón por la que el príncipe Harry y Meghan Markle decidieron pasar la Navidad en casa

La Navidad es esa época del año en la que los miembros de la realeza suelen llenar titulares con sus tradiciones impecablemente coreografiadas: caminatas hacia la iglesia, saludos al público y, por supuesto, atuendos cuidadosamente seleccionados. Sin embargo, este año, el príncipe Harry y Meghan Markle decidieron tomar un camino menos transitado: quedarse en casa, en Montecito, California, junto a sus hijos Archie, de cinco años, y Lilibet, de tres.

¿La razón? Los Sussex recibieron una invitación para pasar las fiestas con el hermano de la fallecida princesa Diana, Charles Spencer, ahora conde Spencer, en Althorp. Pero prefirieron rechazarla. En lugar de sumarse al ajetreo y la formalidad de las celebraciones reales, optaron por algo más sencillo y significativo: construir recuerdos en familia.

"Conectar con la tradición, pero a nuestra manera"

Meghan Markle tiene una visión muy clara de lo que quiere para sus hijos. La actriz considera fundamental que Archie y Lilibet crezcan con recuerdos significativos de Navidad y Acción de Gracias en su propio hogar, lejos del ruido mediático y las rígidas tradiciones reales. Para ella, se trata de experiencias pequeñas pero mágicas, como dejar zanahorias para los renos, decorar el árbol juntos y disfrutar de momentos en familia sin necesidad de protocolos.

En su residencia de Montecito, el príncipe y la princesa la celebraron una Navidad tranquila, acompañados por Doria Ragland, la madre de Meghan. Lejos de los flashes y de la presión pública, la actriz y su marido parecen estar construyendo una nueva versión de la Navidad, una que privilegia la intimidad sobre la pompa.

Mientras tanto, en Sandringham

Mientras Harry y Meghan disfrutaban de su oasis californiano, el resto de la familia real cumplía con sus tradicionales deberes navideños en la finca de Sandringham, en Norfolk. Los reyes Carlos y Camila encabezaron la caminata hacia la iglesia de Santa María Magdalena, una escena clásica que ha marcado la Navidad real durante décadas.

Acompañándolos estuvieron el príncipe Guillermo, Kate Middleton y sus tres hijos: George, Charlotte y Louis. También asistieron la princesa Ana, Zara Tindall y su esposo Mike Tindall, junto al príncipe Eduardo y Sophie, duquesa de Edimburgo. Durante el paseo, los miembros de la realeza saludaron a los asistentes y mostraron un frente unido tras un año marcado por desafíos personales y familiares.

Un año difícil para la familia real

Aunque la familia real mantuvo una actitud optimista durante las celebraciones, este ha sido un año complicado. Tanto el rey Carlos como la princesa de Gales se han enfrentado a diagnósticos de cáncer que impactaron profundamente a la institución y al público.

En febrero, se reveló que el rey había sido diagnosticado con cáncer tras un procedimiento rutinario para tratar un agrandamiento benigno de la próstata. En su momento, Carlos expresó su gratitud por los mensajes de apoyo, calificándolos como "el mayor consuelo y estímulo".

Meses después, en marzo, Kate Middleton anunció que había comenzado un tratamiento de quimioterapia. En septiembre, la princesa compartió la noticia de que había terminado su tratamiento, describiendo el momento como un alivio inmenso.

¿Reconciliación o distancia?

La ausencia de Harry y Meghan en Sandringham ha vuelto a levantar especulaciones sobre su relación con el resto de la familia real. Desde que los Sussex decidieron retirarse de sus roles oficiales en 2020, las tensiones han sido evidentes, con episodios como la entrevista explosiva con Oprah Winfrey y el lanzamiento de las memorias de Harry, Spare.

Aunque fueron invitatados a pasar las fiestas con el conde Spencer (tío carnal de Harry), muchos ven su decisión de quedarse en California como una afirmación de su independencia. Para Harry y Meghan, parece que las prioridades han cambiado.

Una Navidad a su manera

La elección de Harry y Meghan de permanecer en casa refleja una ruptura con las expectativas reales tradicionales, pero también una búsqueda de autenticidad en sus vidas. Mientras los demás miembros de la familia real mantienen las costumbres que el público espera, los duques de Sussex están escribiendo sus propias reglas.

Puede que esta decisión no guste a todos, especialmente a quienes anhelan una reconciliación pública entre los Sussex y la realeza. Sin embargo, para Harry y Meghan, este capítulo navideño parece estar menos centrado en las apariencias y más en crear un entorno amoroso para sus hijos, lejos de las cámaras y las intrigas palaciegas.

Al final del día, la verdadera razón de su decisión no es otra que un intento de equilibrar tradición e innovación, familia y autonomía. Una Navidad más simple, más humana y, quizás, más feliz.

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