La soledad de las dos reinas, de doña Letizia y de doña Sofía copa la blog de Pilar Eyre en Lecturas. La escritora nos sitúa en aquel día en que Letizia salió a comer a un céntrico restaurante mexicano, en la zona de Trafalgar, en el madrileño barrio de Chamberí. Entró en La Rochela y se sentó, como siempre, en la misma mesa del fondo. Iba sola.
La Reina pidió el menú del día con tamales, cazuela de frijoles con carne y, de bebida, un Mahou, relata la periodista en la revista. De postre, un café. Y el móvil, encima de la mesa. Durante la tranquila comida, vieron a Letizia wasapear. Escribía y leía a toda velocidad. Eyre menciona que pidió la cuenta y dejó un billete de 20 euros. O sea, paga en metálico.
¿Qué llama la atención de esta salida privada de Letizia? Dos cosas. Primero, que estaba sola. Segundo, que era una clienta habitual del restaurante. Tal y como detalla la escritora, citando a un testigo que almorzaba allí, iba a comer con cierta regularidad: cada dos o tres semanas, "desde hace tiempo". Hasta que algún parroquiano dio el aviso, fue captada por los fotógrafos y las fotos salieron publicadas en Hola. Conecta Eyre esta comida en solitario de Su Majestad con otro almuerzo de doña Sofía en Barcelona. Estaba acompañada por su equipo (ni rastro de sus nietos).
Vimos la soledad de Sofía en el acto en que fue investida doctora honoris causa por la Universidad CEU San Pablo, el pasado 26 de noviembre. En la ceremonia, en el campus de Montepríncipe, en Madrid, estaba sola. No asistieron ninguno de sus hijos, ni el Rey ni las infantas.
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