El 'simpa' real del chamán Durek Verrett y la princesa Marta Luisa que avergüenza a Noruega

La boda de la princesa Marta Luisa de Noruega con el chamán Durek Verrett, celebrada el pasado 31 de agosto en el fiordo de Geiranger, se ha convertido en el centro de una polémica que afecta tanto a la pareja como a la imagen de la Casa Real noruega. Lejos de ser un cuento de hadas, el enlace ha dejado una factura impagada de más de 85.000 euros a diversos proveedores, según reveló el medio noruego Se og Hør. Este escándalo financiero ha avivado las críticas sobre la relación de Marta Luisa con Verrett, cuya figura ha sido cuestionada desde sus inicios por acusaciones de estafa y comportamientos controvertidos.

Deudas millonarias y tensiones con proveedores

El gasto más elevado de la boda corresponde a una empresa encargada del equipamiento técnico, que asegura no haber recibido los 68.400 euros acordados. A pesar de numerosos recordatorios y avisos formales, el pago sigue pendiente, lo que ha llevado a la empresa a presentar una reclamación oficial. Además, otras dos compañías han reportado deudas por un total de 16.000 euros y han advertido sobre la posibilidad de emprender acciones legales si la situación no se resuelve de inmediato.

Aunque no se han confirmado problemas financieros con el Union Geiranger Hotel, sede de la ceremonia y el banquete, empleados del establecimiento han hablado de "discusiones financieras" tras el evento, lo que sugiere que el conflicto podría ser aún más amplio. Ni Marta Luisa ni Durek Verrett han emitido declaraciones públicas para esclarecer esta situación que, según fuentes cercanas, ya está afectando su imagen y reputación.

Un historial polémico

Este escándalo financiero se suma a un historial de controversias que ha perseguido a la pareja desde el inicio de su relación. Durek Verrett, conocido como 'chamán Durek', ha sido acusado de estafar a clientes y de mantener conductas inapropiadas durante sus sesiones terapéuticas. Aunque inicialmente negó las acusaciones, más tarde admitió haber tenido relaciones íntimas con algunos de sus clientes, calificando su comportamiento como un "error".

Por su parte, Marta Luisa también ha sido objeto de críticas desde que decidió ceder parte de su imagen pública para proyectos comerciales junto a Verrett, incluyendo la promoción de su "sabiduría espiritual". Esta decisión fue mal recibida en Noruega, especialmente porque la princesa conserva su título real pese a haber renunciado a sus funciones oficiales en 2022.

Un acuerdo en peligro

El acuerdo entre Marta Luisa y la Casa Real, establecido en 2022, permitió que la princesa mantuviera su título, siempre y cuando no lo utilizara para fines comerciales. Sin embargo, su asociación con Durek Verrett y las controversias que rodean a la pareja han provocado tensiones dentro de la familia real. El propio príncipe Haakon, hermano de Marta Luisa, comentó públicamente en su momento: "Esperamos que se cumplan los acuerdos establecidos, y después podremos hablar de ello".

Las recientes deudas de la pareja han añadido más leña al fuego. Los medios noruegos se preguntan ahora si la revisión del acuerdo prometido por la Casa Real tendrá lugar, especialmente tras el escándalo financiero que amenaza con manchar aún más la reputación de la institución. La boda, que inicialmente se presentó como una celebración idílica, se ha transformado en un símbolo de problemas económicos y controversias personales. Los noruegos, que ya miraban con desconfianza la relación de Marta Luisa y Verrett, ahora ven en este 'simpa real' una afrenta directa al prestigio de la Casa Real.

Mientras tanto, el rey Harald ha reiterado su apoyo a su hija, aunque su silencio frente a los últimos acontecimientos podría indicar que incluso la familia real se encuentra en una posición incómoda. La presión pública y mediática para que se tomen medidas no deja de crecer, y el futuro de Marta Luisa dentro de la familia real parece cada vez más incierto.

En un país donde la monarquía ha mantenido tradicionalmente una imagen discreta y respetable, los escándalos asociados a la princesa y su esposo representan una vergüenza nacional que difícilmente será olvidada.