Vestida con un conjunto 'black & white' y con una espléndida sonrisa. Así ha reaparecido Camila de Inglaterra tras unos días de baja médica por una infección respiratoria. Este martes, la esposa de Carlos III ha presidido una recepción con los ganadores del Premio Booker en Clarence House y aunque ha asegurado que se encuentra "mucho mejor", advierte que todavía arrastra secuelas de su enfermedad, como una tos persistente: "Estas cosas siempre toman un poco de tiempo, pero espero estar recuperada pronto". Y ha añadido: "Estoy mejorando aunque aún no estoy recuperada".
La semana pasada, la consorte real tuvo que cancelar varios compromisos de su agenda por una infección que le obligó a guardar reposo: "Siguiendo las indicaciones del equipo médico para garantizar su recuperación completa y para proteger a otros de cualquier posible contagio, Su Majestad no acudirá a los próximos eventos programados", rezaba el comunicado de Buckingham Palace. Las alarmas sobre su estado de salud saltaron cuando, unos días después, anunciaron que no acudiría al Día del Recuerdo, una de las citas más importantes para la Corona británica y a la que ningún Windsor falta salvo en casos de extrema necesidad.
A sus 77 años, Camila se ha convertido en el mayor apoyo del rey al frente de la Corona y la cara más visible de la institución desde que el pasado mes de marzo Carlos III fuera diagnosticado de un cáncer que lo mantuvo alejado de sus obligaciones institucionales. Junto con el príncipe Guillermo, la reina sustituyó al monarca en todos los actos relevantes y se hizo cargo de dar una imagen de fuerza y unidad en uno de los momentos más delicados de la casa Windsor, pues la enfermedad del rey coincidió con la de su nuera, la princesa Kate Middleton, que terminó el tratamiento de quimioterapia el pasado mes de septiembre.
Ha sido un año "terrible" para todos ellos, tal y como desveló el heredero hace unos días. Para recuperarse, tanto a nivel físico como anímico, los reyes viajaron hace dos semanas a la India, concretamente a Bangalore, donde pasaron unos días en el balneario Soukya, un oasis de paz envuelto en lujo y exclusividad donde han seguido una dieta vegana y revitalizante, así como sesiones de yoga, meditación, masajes y distintos tratamientos holísticos.
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