Ocho meses lleva la hija de Felipe VI y Letizia en la ciudad del Ebro y le han bastado para 'conquistarla'. Su naturalidad y cercanía le han valido la simpatía no solo de sus compañeros de la Academia Militar de Zaragoza sino también de sus vecinos, que se topan con ella los fines de semana como si de cualquier otra joven de 18 años se tratase. Por eso, el consistorio ha propuesto nombrar a la princesa Hija Adoptiva de la ciudad. La votación en el Pleno será este jueves.
La distinción reconoce a las personas que hayan destacado por sus méritos o cualidades, especialmente en los ámbitos cultural, científico, social, artístico, político o económico, o por servicios prestados en beneficio de la ciudad. El pasado mes de septiembre, este honor recayó en el portero argentino del Real Zaragoza, Cristian Darío Álvarez.
Leonor sigue así los pasos de su padre, el rey Felipe VI, que ya fue condecorado con este título el 5 de mayo de 1986, cuando se formaba, al igual que hace ahora su hija, en la Academia Militar General. Entonces, un jovencísimo príncipe de Asturias firmó en el Libro de Oro de la ciudad y alabó la sencillez y hospitalidad de los zaragozanos en su discurso: "Llevaré siempre con orgullo este nombramiento que a tanto me obliga". Su hija, que finalizará su etapa militar en Zaragoza dentro de tres meses, también puede decir que ha disfrutado de las bondades de la capital aragonesa: la hemos visto presentar sus respetos a la Virgen del Pilar en la ofrenda floral de octubre, comerse una hamburguesa en un conocido local del centro o bailar hasta la madrugada en una de las discotecas más populares de la ciudad.
El nombramiento de la heredera llegaría meses después de que la alcaldesa Natalia Chueca (PP) 'bautizara' el auditorio de Zaragoza como Princesa Leonor. Además, la hija de Felipe y Letizia sumaría este nuevo título al de Hija Adoptiva de Mallorca, que propuso el pasado mes de marzo la Hermandad Nacional Monárquica de España. El acto de entrega, ya comunicado a Casa Real, se llevará a cabo el próximo 12 de septiembre, en la Diada de Mallorca, a cargo del presidente del Consell, Llorenç Galmés Verger.
