No encaja en Abu Dabi. El hijo de la infanta Elena no acaba de adaptarse a una vida tranquila, con sus rutinas y sus horarios de trabajo. Afincado en Emiratos, donde reside su abuelo Juan Carlos I desde agosto de 2020, Froilán se encuentra como pez fuera del agua. Hace solo unos días estuvo de paso en Madrid. Compartió una velada nocturna con unos amigos en un restaurante cerca del Retiro, en la colonia de Niño Jesús. Lo publica El Confidencial Digital.
El nieto de Juan Carlos I y la reina Sofía lleva una año en Abu Dabi y ya está saturado de vivir allí. Sociable, campechano y muy de sus amigos, echa de menos su entorno y sus salidas nocturnas. Echa de menos toda su vida en España. Froilán no encuentra su lugar en Emiratos, tal y como publica el digital, que asegura, citando fuentes cercanas al joven, que "cuando viene a España se desata".
Pese a que el hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar se ha centrado estos meses en los preparativos para la cumbre del clima, la COP 28, y en su trabajo en la petrolera ADNOC, no acaba de encontrar su espacio allí. Viajó a finales de octubre a Madrid para felicitar a su prima Leonor por su 18º cumpleaños. Regresó también por el aniversario de su madre, que sopló 60 velas unos días antes de Navidad. Volvió a ver a su familia Borbón en el sonado cumpleaños de su abuelo, el 5 de enero. Un eventazo donde sonaron sevillanas y la Macarena de Los del Río. El propio emérito ha ejercido de anfitrión con él. Hasta se ha publicado que podría haberle regalado un ático de 500 metros cuadrados, además de su trabajo en la compañía petrolera, que lo habría conseguido gracias a sus contactos.
Los deseos de Froilán pasan por volver a España y vivir aquí, cerca de sus amigos y de su familia. Pero estos deseos confrontan con los de su madre. Elena ve a su hijo más centrado en Abu Dabi y está alejado de la vida nocturna madrileña.