Casas Reales

La paciencia, el principal arma de Mary Donaldson: de su durísimo acuerdo matrimonial con Federico a sus innumerables renuncias por amor

No solo Federico de Dinamarca y Genoveva Casanova están en el punto de mira, pues desde que saliera a la luz su peculiar amistad todos los ojos están puestos, por supuesto, en Mary Donaldson. La princesa heredera consorte no se ha pronunciado sobre los titulares de la prensa española y danesa, aunque a veces las palabras sobran: en la última reaparición con el príncipe, su cara era un poema. Y es que esta situación no es fácil para ella, especiamente después de haber tenido que renunciar a una vida por casarse con un hombre que tantas veces ha fallado.

Cuando conoció al príncipe, la vida de Mary Donaldson era muy distinta a la que vive ahora. Como ya le ocurrió en su momento a la reina Letizia, formar parte de la Casa Real la llevó a despedirse de su trabajo y algunas aficiones para dedicarse plenamente a sus deberes institucionales.

Adiós a su trabajo, familia y amigos

Para empezar, tuvo que cambiar de continente y alejarse de su familia y sus amistades. Además, licenciada en Comercio y Derecho en la Universidad de Tasmania, y con titulación enfocada a la publicidad y el marketing, se vio obligada a alejarse de este mundo para emprender un nuevo camino de la mano de Federico. Cuando se conocieron, ejercía como directora de cuentas en publicidad.

La princesa también era una gran amante del deporte, actividad a la que dedicaba mucho tiempo. En una entrevisa con Financial Times confesó: "Yo era una chica de camiseta corta y pantalones cortos, conocida por andar descalza. Desde muy temprano hubo expectativas sobre lo que vestía y si iba apropiada, eso fue bastante desalentador para mí".

Otros rumores de infidelidad

Casada con el príncipe desde hace dos décadas y madre de cuatro hijos, Christian, Isabela y los mellizos Vincent y Josephine, se ha ganado el cariño del pueblo danés. Y eso que nunca lo ha tenido fácil, pues cuatro años después de pasar por el altar fue su marido fue visto besando a otra mujer durante una salida nocturna por la capital danesa. Más tarde, en 2017, el matrimonio volvió a revolverse. La revista danesa Her & Nu acusó al príncipe de haber vuelto a ser infiel. Y no solo de eso, ya que este habría pagado 7.000 euros para silenciar el caso. La paciencia es el principal arma de la princesa para preservar su imagen pública, más aún cuando divorciarse podría llevarla a la ruina absoluta.

Durísimo acuerdo matrimonial

El heredero al trono danés hizo firmar a su mujer, cuando estaba en su cuarto mes de embarazo, unas complicadas capitulaciones matrimoniales. La princesa renunció de golpe a muchos de sus privilegios por designio de su suegra y con la connivencia de su marido, lo que dio mucho que hablar en su momento. En concreto, se despidió de una suma en concepto de indemnización que iba a recibir si se disolvía el matrimonio, calculada según los años que habían pasado juntos y la situación económica de cada parte. Tampoco podría elegir su residencia futura ni en Dinamarca ni fuera de ella. La princesa quedaba a los designios de la Familia Real, que determinaría dónde iba a vivir en caso de separación y se ahorraba un dispendio enorme.

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