Industria

Sapa se pierde parte de la subida de Indra en bolsa y renegociará la cobertura con la banca

Jokin Aperribay, CEO de Sapa

Javier Romera, Ángela Poves

La subida de la acción de Indra, que tocó ayer máximos de 36,24 euros por título y ha duplicado su precio en el año tras su mejor ejercicio del siglo, ha obligado a Sapa a renegociar la cobertura firmada con la banca para no perderse el alza de los títulos.

En diciembre de 2021 firmó un contrato para la compra 8,8 millones de acciones de la tecnológica, el equivalente al 5% del capital, por 90,8 millones de euros, suscribiendo un contrato híbrido de financiación con un collar sobre las acciones a los efectos de costear y cubrir su coste de adquisición, cubriendo una posible bajada del precio, pero estableciendo también un máximo.

Ese acuerdo tenía fecha de vencimiento en 2024, pero Sapa firmó una adenda con Deutsche Bank, prolongando el mismo hasta este año. No es la única operación que se llevó a cabo en esta línea porque en junio de 2022 la empresa vasca firmó un acuerdo similar con ING para la adquisición de 4,8 millones de acciones por 50 millones de euros con una cobertura similar.

Posición desfavorable

En sus últimas cuentas, Sapa explica que estos instrumentos financieros derivados "se han suscrito para cubrir la exposición que presenta el grupo a los cambios en el valor de la cotización de la acción de Indra". Según la compañía, "estos derivados tienen su fecha vencimiento en los ejercicios 2025 y 2026, respectivamente" y su valoración a 31 de diciembre de 2023 arrojaba ya una posición desfavorable por 33,5 millones, frente a los 8,3 millones de 2022.

No obstante, y aunque aún no hay datos disponibles, esa cifra se podría haber duplicado a raíz de la última subida de Indra en bolsa. El collar es un instrumento que permite cubrir la posición en bolsa tanto por arriba como por abajo. Se trata de un producto complejo con el que se cubren las pérdidas ante la concesión de un préstamo en el caso de que la acción baje por debajo de un determinado nivel, pero también el beneficio, en el caso de una revalorización. Y eso es lo que le ha pasado ahora precisamente a Sapa con Indra. L

La compañía que dirige Jokin Aperribay es propietaria del 7,94% del accionariado de la tecnológica y se ha opuesto radicalmente tanto al plan estratégico de la compañía que preside Ángel Escribano para crecer en el sector de la defensa como a su proyecto de fusión con Escribano Mechanical & Engineering (EM&E).

Sapa mantiene un enfrentamiento con la cúpula directiva de Indra, especialmente a raíz del proyecto de fusión con Escribano. Es una situación que ha ido a más, especialmente, después de que la empresa de la familia Aperribay acercara posturas con la estadounidense General Dynamics para producir las transmisiones de los vehículos blindados en pleno enfrentamiento de ésta con Indra.

Contratos en EEUU

Más allá de su posición en Indra, Sapa Placencia está tomando posiciones en Estados Unidos. La empresa de defensa vasca, que cuenta desde el año 2021 con un centro de ingeniería y producción en Shelby (Michigan), está pujando para participar en contratos para la fabricación de vehículos de combate del Ejército norteamericano por un importe total de 30.000 millones de dólares (unos 28.600 millones de euros). Uno de los proyectos estrella es el vehículo de combate de infantería mecanizado XM30, conocido como el MICV.