Industria

La inflación es todavía la principal preocupación de la industria para el próximo año

  • A pesar de relajarse las subidas, el sector advierte de que el problema se mantiene
  • Alrededor del 80% espera que la situación sea "igual o mejor" en los siguientes doce meses, según un estudio de KPMG
El problema de la inflaci?n se mantiene en la industria. EFE

Carles Huguet
Barcelona,

Incertidumbre es la palabra más repetida por analistas, bancos y empresas cuando se trata de hacer previsiones para el próximo año. La industria no es diferente, pero entre tantas dudas sí emerge una certeza: la inflación se mantiene como la principal preocupación de un sector impactado por los precios de la energía. Y aunque la escalada se haya relajado, los costes están lejos de bajar. A pesar de ello, el 81% de las organizaciones creen que la situación en los próximos doce meses será igual o mejor.

Así lo asegura un informe elaborado por KPMG, que revela como el 78% de la industria cree que su facturación se mantendrá o crecerá, el 81% tiene las mismas expectativas para la inversión y el 77% augura lo mismo para su plantilla. "La situación es de optimismo moderado", explica Begoña Cristeto, socia responsable de Automoción, Industria y Química. Las tesis vienen apoyadas, por ejemplo, por organismos como BBVA Research, que hace semanas revisó al alza el PIB ´de 2023 de todas las comunidades autónomas, con especial impulso a las regiones industriales, "que se podrán aprovechar mejor de la resolución progresiva de los cuellos de botella".

Según el estudio, hasta el 57% de los encuestados señalaron el coste de la energía como el principal desafío para la competitividad de la industria europea. "La inflación industrial retrocede apoyada básicamente por la caída del precio de la energía y de los bienes intermedios, aunque es cierto que el Banco Central Europeo pone en duda que la subyacente ha tocado techo", añade Cristeto.

El optimismo va por barrios, eso sí. Sectores como el naval, el aeroespacial o el automóvil pueden tener una perspectiva más optimista gracias al impulso de los fondos europeos que no otras industrias más electrointensivas, como la metalurgia y la cerámica. Así lo corrobora Pedro González, director general de Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE). "Yo más bien hablaría de pesimismo moderado", compara.

"El precio de la electricidad es la mitad que el de 2022, pero todavía el doble que antes de las subidas", lamenta. Ya el año pasado, el consumo eléctrico industrial cayó el 25% y, según el directivo, no hay vislumbran síntomas de recuperación. Más en un momento en el que la Comisión Europea comienza a pensar en poner fin a las medidas excepcionales puestas en marcha por el coronavirus.

En los mismos postulados está, por ejemplo, una compañía como Miquel y Costas, del sector papelero. En un encuentro reciente con medios, su presidente, Jordi Mercader Barata lamentaba: "Se nota una caída en el sector del cartón; está cayendo el stock, pero en algún momento la tendencia tendrá que rebotar. ¿Cuándo? Eso es lo que no sabemos". De este modo, indicó que se rigen por un criterio de prudencia, vistos los índices de la demanda industrial tanto en Estados Unidos, como en Europa y China.

La reapertura de China y su efecto en la industria

Precisamente la reapertura de China se esperaba con mucha expectativa después de tres años prácticamente cerrada por su política de Covid cero. Sin embargo, no tuvo el efecto dinamizador esperado. "No se ha traducido en un dinamismo significativo, pero sí que la reactivación de su economía es considerada como una causa del crecimiento de la inflación y, por ende, de la correspondiente subida de los tipos de interés", explica Cristeto.

En 2022, China era el cuarto socio comercial de España. Fue su primer proveedor de bienes y el undécimo cliente para sus exportaciones. Así, en la industria papelera ya se nota el efecto de los productos procedentes del gigante asiático, con unos costes más bajos, explicaban desde Miquel y Costas. En el sector siderúrgico, el impacto es pequeño, dicen desde AEGE.

Sí es cierto que la reapertura china supondrá un alivio a los cuellos de botella y dificultades que han vivido las cadenas de suministro en los últimos años. "Está permitiendo que las empresas europeas tengan acceso a los componentes y materiales necesarios para su producción", celebra.

Un ejemplo es el fabricante de automóviles Seat, por ejemplo, muy afectado desde el estallido de la pandemia por la falta de componentes. Tras encadenar ERTEs desde 2020, ya puede producir prácticamente con normalidad en su fábrica de Martorell (Barcelona). La compañía eso sí tuvo que encontrar circuitos de proveedores alternativos durante mucho tiempo, pues la mayor parte de los microchips que escaseaban procedían de regiones como Taiwán.

Así, tres fueron las principales medidas para hacer frente a la inflación sufrida. Según el informe de KPMG, las soluciones por las que optó la industria fueron: renegociar los contratos con los clientes (44%), abogar por la tecnología como solución (42%) y hacer una revisión de la operativa en busca de mayores eficiencias (38%).