
La advertencia de Sandra Moñino, nutricionista, para este verano: "Ojo con la fruta que compramos"
Parece que la fruta se ha visto relegada a un segundo plano de nuestras vidas con el ascenso de los platos preparados y los alimentos ultraprocesados. Nuestra forma de vida nos ha metido de lleno en un juego donde los envases de fruta ya cortada o las piezas de fruta cortadas a mitad siempre están presentes. Y atención, porque lo que a priori puede parecer una manera sencilla de tomar fruta, puede convertirse en un problema más grande.

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1. Demasiado sencillo
Cada vez es más frecuente encontrarse fruta cortada en las grandes superficies y en menor medida en comercio local. De lo que no somos conscientes es que, lejos de facilitarnos las cosas o ayudarnos a no desperdiciar comida, podemos estar poniendo en riesgo nuestra salud sin darnos cuenta.

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2. El riesgo invisible
"La fruta que está cortada en el supermercado puede llegar a convertirse en un enorme riesgo para la salud y no debemos comprarlo a no ser que el establecimiento esté refrigerado o encontremos la pieza en una nevera". Esto es lo que nos indica la nutricionista Sandra Moñino, uno de los aspectos clave a la hora de comprar fruta en este tipo de establecimientos.

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3. Minimizar riesgos
Aunque por lo normal la temperatura en supermercados suele ser baja, debemos tener en cuenta que desconocemos el momento exacto en el que se haya cortado esa fruta. La propia cáscara es una barrera protectora y en el momento que la cortamos o retiramos, la exposición y el riesgo de contaminación aumenta exponencialmente.

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4. Seguridad ante todo
Al no controlar los dos factores clave: conocer cuanto tiempo lleva la pieza de fruta cortada o si ha estado a temperatura ambiente. La mejor opción será siempre comprarla entera, aunque varios establecimientos ya marcan con un indicativo la hora aproximada en la que se ha cortado la pieza.