Fondos

El crecimiento de la población mundial impulsará la bolsa un 1.000% hasta 2050

  • Un estudio de Citi extrapola lo acontecido en el último siglo
El crecimiento de la población marcará el paso en los mercados. Imagen: Istock

Daniel Yebra

La correspondencia entre el comportamiento de la bolsa con el crecimiento de la población mundial durante los últimos 100 años arroja una proyección muy gratificante para los accionistas. Según lo acontecido desde hace un siglo y tomando como referencia la previsión de la ONU sobre el número de habitantes de cara a 2050, se puede esperar que en los parqués se gane un 1.000% desde hoy hasta entonces -a un ritmo del 9% al año-, "si se confía en que se mantendrá la correlación", según el cálculo realizado por el equipo de analistas de Citi.

"Se prevé que la población mundial seguirá aumentando desde los 7.600 millones actuales hasta llegar a casi 10.000 millones en 2050", detalla Emi Suzuki, demógrafa del Banco Mundial, quien destaca que, mientras en regiones como Europa, América o incluso Asia el crecimiento disminuirá marcadamente, "se espera que la población de África al sur del Sahara se duplicará en el periodo". Como resultado, "se estima que también aumentará la proporción que representa en la población mundial, partiendo del 7% que representaba en 1960, hasta el 23% a mitad del presente siglo". 

Según la experiencia histórica, este incremento debería traducirse en crecimiento económico, principalmente de los países africanos, y en una subida del índice MSCI World a los 25.000 puntos, desde los 2.200 de hoy, o del selectivo estadounidense S&P 500 hasta los 35.000 enteros, desde los 2.975 que ha promediado en septiembre de este 2019, según la proyección de Citi. Sin embargo, entre los economistas y expertos de firmas de inversión que han estudiado la correlación de la bolsa, la población y la economía hay discrepancias sobre la fiabilidad de esta estimación. Uno de ellos, el profesor de la Universidad de Florida Jay R. Ritter, recuerda que "los rendimientos pasados de las bolsas son irrelevantes para predecir las rentabilidades futuras" y demuestra en el estudio Economic growth and equity returns publicado en 2004 que "el crecimiento económico de un país tiene poco que ver con el comportamiento de su bolsa". 

El crecimiento de la población marcará la evolución de las bolsas

Antes de llegar a esa conclusión, la primera clave que hay que analizar es si el incremento de la población apoya el crecimiento de una economía, lo que es evidente para la corriente clásica desde el propio Adam Smith, o que también contempla el Nobel Paul Krugman, pero que no lo es tanto para muchos otros expertos. Los primeros se basan en que para crecer solo es necesario aumentar uno de los factores productivos: recursos naturales, trabajo o capital. Los segundos descartan que la demografía influya, ya que realmente depende de la tecnología y de la inversión en educación o sanidad.  

Si se busca el punto medio y se toman como referencia los ejemplos de China o India en las últimas décadas se puede concluir que sí: más factor trabajo -es decir, más población- acaba trasladándose en una economía más grande. Por lo tanto, el debate pasa a ser si el aumento del PIB significa que se puede proyectar una subida de las bolsas. Esperar una correlación positiva es para Jay R. Ritter lo más intuitivo, pero "el estudio empírico la rechaza", porque buena parte del crecimiento "se traslada a la creación de empresas y en un nivel de vida más alto, no tanto en elevar el valor de las existentes y cotizadas", según incide.

"Existe una correlación positiva entre el crecimiento global y el rendimiento de las acciones", señalan los analistas de Norges Bank

Una posición que comparten los analistas de MSCI, los cuales, en un informe de 2010, afirman que "una parte significativa del incremento del PIB proviene de nuevas compañías y no del alto crecimiento de las existentes, lo que supone una dilución antes de llegar a los accionistas". 

Norges Bank, en otro estudio publicado en 2016, defiende la postura contraria. "Hemos documentado una correlación positiva entre el crecimiento global y el rendimiento de las acciones", concluyen los analistas del banco. "Los años con un alto incremento de la actividad económica coinciden con fuertes subidas de los índices de renta variable a nivel mundial", continúan. Ejemplos son algunos de los ejercicios de la reciente recuperación económica -con llamativas excepciones-, en los que los fuertes aumentos del PIB han sido reflejados en los parqués -ver gráfico-. Ocurrió en 2012, 2013, 2014, 2016 y 2017, pero no el año pasado, cuando cotizó la ya asumida desaceleración y el miedo a una nueva recesión. "Encontramos evidencias de que el incremento de los beneficios por acción y de los dividendos han estado en línea con el crecimiento de la actividad a largo plazo", aseguran desde Norges Bank.  

Otra cuestión demográfica es el comportamiento que se puede esperar de una generación concreta y si una transformación del mismo respecto al anterior es capaz de impactar determinantemente en los mercados. Joe Davis, economista jefe de la gestora holandesa Vanguard, se adentra en la que describe como "una historia de horror" para las bolsas. "La trama podría desarrollarse así: a medida que los baby boomers se retiren del mercado, comenzarán a vender acciones, y la generación millennial, cargada de préstamos estudiantiles y traumatizada por la burbuja de las puntocom y de la crisis financiera mundial, evitará invertir en acciones".

Una teoría que realmente debería recorrer como un escalofrío el mercado y que explicaría la fascinación reciente entre los inversores por activos no respaldados por ninguna institución convencional, como el Bitcoin, pero que el propio Joe Davis matiza citando distintos análisis que relativizan las variables demográficas respecto a las macroeconómicas o financieras en el desempeño del S&P 500 y acudiendo a la estadística de la Fed que demuestra que el 50% de las acciones de Estados Unidos ha estado en manos de inversores de entre 45 a 64 años durante las últimas tres décadas -mientras que las personas de estas edades han pasado de representar el 19 al 26% de la población total del país- y que los accionistas extranjeros se han multiplicado por tres, hasta suponer un 23%, lo que sirve para compensar cualquier transformación generacional.