¿Qué riegos políticos pueden oscurecer la recuperación?
- El contexto incita a ser prudentes al asumir riesgos
Rose Marie Boudeguer
En las próximas semanas, los mercados financieros seguirán pendientes de la evolución de una economía global y unos resultados empresariales que crecen poco. A este panorama se suman algunos eventos políticos que generarán incertidumbre y un aumento de la volatilidad. En este contexto, se aconseja cautela evitando aumentar el riesgo en busca de obtener una mayor rentabilidad. Más allá de este año, sin embargo, vemos indicios de recuperación. El crecimiento mundial se acelerará en 2017 por la mejoría en el sector industrial, la solidez del consumo y la estabilización de las economías emergentes. El repunte de la inflación es también un indicio positivo: no sólo proviene de la estabilización de los precios de la energía, sino también de la recuperación en los precios de producción, lo que indica más dinamismo de las ventas.
Esta dicotomía entre un horizonte de corto plazo cargado de incertidumbres y otro de medio-largo plazo que ofrece señales de recuperación, nos aconseja ser prudentes en la asunción de riesgos, pero con una cartera diversificada y con exposición a todo tipo de activos.
Se esperan pocos cambios en las rentabilidades de los activos monetarios europeos ante las expectativas de que el Banco Central Europeo (BCE) mantenga inalterados los tipos de referencia. No obstante, a pesar de las bajas rentabilidades ofrecidas, el activo monetario sigue siendo necesario para limitar la volatilidad de las carteras y aprovechar las oportunidades de inversión que se puedan presentar en los momentos de extrema aversión al riesgo.
En cuanto a la renta fija, el gradual aumento de la inflación y la perspectiva de subida de tipos de referencia por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos seguirán poniendo presión alcista sobre los tipos de interés de la curva americana y esa presión se contagiará a las curvas europeas. Por ello, preferimos duraciones cortas.
Los bonos corporativos siguen apoyados por el descenso del coste financiero de las empresas, las reducidas tasas de impago y, en la Eurozona, las compras del BCE. No obstante, la subida de las rentabilidades en las curvas soberanas les perjudica y los bajos cupones ofrecidos los hace especialmente vulnerables a hipotéticos aumentos en la volatilidad.
En ese contexto, los bonos de la categoría high yield (alto rendimiendo) son más atractivos que los de alta calificación, al igual que algunos bonos de países emergentes, pero es necesario asegurarse que el mayor riesgo asumido esté bien remunerado y que la duración de los bonos sea corta.
La renta variable tiene potencial. La publicación de resultados del tercer trimestre confirma que la tendencia de caída de beneficios está acabando. En 2016, las ganancias pueden acabar con un comportamiento plano o ligeramente positivo y en 2017 se espera un crecimiento que rondaría el 5%. No obstante, las bolsas no están baratas y su exposición a sorpresas de carácter político en las próximas semanas es un riesgo.
En cuanto a las materias primas, esperamos una tendencia gradualmente alcista para el crudo a medida que se equilibren oferta y demanda. El oro se verá fortalecido por su papel como activo refugio, aunque el aumento de tipos de interés le resta atractivo como inversión. Por su parte, el precio de los metales industriales habría tocado fondo.
Con respecto a las divisas, mantenemos la visión positiva sobre el dólar, por el creciente diferencial de rentabilidad entre bonos americanos y europeos. La divisa americana podría asentarse en el nivel de 1,08 dólares por euro en las próximas semanas. La libra se seguirá depreciando y podría llegar a 0,94 libras por euro por el deterioro del crecimiento británico, el déficit por cuenta corriente y la incertidumbre política alrededor de las negociaciones en torno al Brexit.
La estrategia de inversión recomendada de cara a las próximas semanas es la de una exposición neutral a toda clase de activos -activos monetarios, bonos y renta variable- con instrumentos especiales que complementen o refuercen las inversiones centrales dentro de cada categoría de activos.
En el caso del activo monetario, por ejemplo, con fondos de retorno absoluto de baja volatilidad; en deuda corporativa, con un peso importante en la inversión high yield más conservadora, y tanto para bonos soberanos como en crédito, con una gestión flexible y a escala global que concilie búsqueda de rentabilidad y diversificación, siempre dentro del marco de una volatilidad limitada.
En cuanto a renta variable, recomendamos dar prioridad a la selección de valores frente a la elección de sectores, pero discriminamos por regiones: preferimos la Eurozona seguida de Asia (sin tener en cuenta a Japón), neutrales en Estados Unidos e infraponderamos América Latina y Europa Emergente.