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Presupuestos con fecha de caducidad


    Miguel Ángel Bernal Alonso

    Este fin de semana se aprobará la prórroga de los presupuestos del estado. Es algo necesario y obligatorio, puesto que la tardanza en tener un Gobierno que no esté en funciones nos lleva a ese camino de forma impepinable. Sin embargo, no nos debemos engañar, esa prorroga no supone que vayan a ser los presupuestos vigentes para el próximo año, habrá otros presupuestos. Esas nuevas cuentas saldrán aprobadas por las Cortes y nos regirán económicamente durante el año 2017. Previsiblemente para finales o principios de año los tengamos. Será en ese momento cuando se pueda hacer una análisis detallado de los mismos.

    No será ésta la primera vez que ocurre así. Cabe recordar que al final de la legislatura de Rodríguez Zapatero ya se prorrogaron los presupuestos, los cuales fueron sustituidos posteriormente. La llegada de Rajoy al poder supuso replantear los presupuestos, reelaborarlos y posteriormente fueron aprobados por las Cortes. Con la prorroga se ganaba, como hoy se hace, tiempo ante la imposibilidad de aprobar unos presupuestos que pudieran, a entender del gobierno, hacer frente a las necesidades del momento. Sin embargo, y a diferencia de entonces, ahora es completamente diferente.

    Quizá el mayor obstáculo sea la actual fragmentación parlamentaria. A diferencia de 2012 no existe el rodillo de una mayoría absoluta y el bloque PP-Ciudadanos se encontrará con el resto de partidos. Ambas formaciones, bastante serias en el cumplimiento del déficit y un cierto control del gasto, se enfrentan a los partidos del gasto, ese frente de partidos demagogos con Podemos y sus adláteres a la cabeza. Por de pronto, ya han registrado una proposición de ley para que las pensiones suban un 1,2 por ciento, incluso si el IPC es superior que la subida sea mayor. Ciertamente que es una proposición y, por tanto, como me comentan los juristas, es fácilmente evitable

    Los adalides del gasto y el descontrol una vez más ignoran que en la economía, especialmente las cuentas de ingresos y gastos, no existen ni milagros ni ungüentos de Fierabrás. Esa subida que piden viene a revertir los intentos de salvar en lo que se pueda un sistema de pensiones basado en la estafa piramidal más grande de la historia. Los demagogos, todos aquellos que para ellos el dinero público no sale de los bolsillos de los ciudadanos, quieren revertir la reciente reforma que vinculaba las subidas de las pensiones al equilibrio entre ingresos y gastos. Esta primera propuesta y posición nos muestra a las claras que en ningún momento va a ser fácil sacar unos presupuestos nuevos, los que sustituirán a los prorrogados. Claro que se encuentran con su propia medicina, como ellos saben que no es posible llevar a cabo lo que prometen lo primero que dicen es contemplar que en los presupuestos se contemple una aportación adicional a la Seguridad Social. Como siempre y una vez más como los niños caprichosos, sea o no posible que se haga, esperemos que la dupla PP-C´s no sucumban a las peticiones de querer la luna.

    El ejemplo comentado de las pensiones nos da una idea de la dificultad que en este momento nos acucia, es un claro aviso a la gobernabilidad. No es por tanto la petición, que previsiblemente no se llevará cabo, sino la posición ya manifiesta de la irresponsabilidad presupuestaria, es un todo vale para conseguir más votos. España necesita llevar a cabo una importante reducción de su déficit público, me atrevería a decir que el despilfarro público es endógeno a la economía española. Los presupuestos que tienen que salir deben acometer un recorte de unos 9.000 millones de euros. Ante este recorte lo primero que hacen los manirrotos es pedir una asignación para las pensiones.

    Es el nuevo caldo de cultivo al que se enfrentará la confección de los nuevos presupuestos. Insisto que la prorroga de este fin de semana es tan solo una argucia para ganar tiempo. Es claramente una argucia porque los presupuestos no contendrán una rebaja del déficit, irán con una previsiones de PIB donde no se recogerán las previsiones de una disminución de la actividad, llevarán tan solo el aumento de las retenciones en el Impuesto de Sociedades. Por tanto, y si me permiten, papel mojado.

    Los nuevos presupuestos deberán ser realistas es decir: situación de menor actividad, necesidad de recortar, planteamiento de grandes reformas como pensiones, cómo se financiaran la autonomías. Frente a ello, el populismo, la irrealidad, lo fantástico y por supuesto los independentistas.