Firmas

Sobre las rigideces del mercado laboral español


    Julio Anguita

    La UE se impacienta, y ya han empezado los avisos de los más altos dirigentes de la misma, acuciando y advirtiendo sobre la necesidad inmediata de un Gobierno de mayoría capaz de dar estabilidad, gobernanza y, sobre todo, de aplicar los nuevos ajustes y recortes que ya están programados. De nuevo ha vuelto a plantearse la necesidad de eliminar las rigideces del mercado laboral que impiden el crecimiento y la creación de empleo.

    Hace exactamente un año el FMI afirmaba que la volatilidad del empleo en España se debe fundamentalmente a la rigidez de los salarios, la insuficiente flexibilidad, los excesivos costes laborales y la alta dualidad del mercado laboral. Parece pues que las reformas habidas continúan siendo insuficientes pese a la situación de paro y de ubicación en el umbral de la pobreza de un 30% de la población.

    En otro momento, mucho más reciente, el FMI afirmaba que las reformar del mercado laboral aplicadas hasta ahora se habían visto mermadas en su eficacia por la interpretación restrictiva de los tribunales. Ya en 1997 José María Cuevas, expresidente de la CEOE, había afirmado que la reforma laboral debe suponer que las magistraturas no intervengan en decisiones estrictamente empresariales.

    A la luz de la experiencia diaria y los datos sobre salarios, paro, empleo, precariedad, paulatina desaparición de la negociación colectiva y falta de horizonte, puede afirmarse que para estos apóstoles tardíos de Juan Bautista Say (1767-1832), las rigideces del llamado mercado laboral son, en el caso de España, las garantías y derechos contenidos en la Constitución española o en la Declaración de Derechos Humanos.

    Y este es el reto que más allá de gestos, aspectos novedosos en la vestimenta o lenguaje lleno de aire de la calle, tendrán que afrontar los diputados y diputadas de esta última hornada, denunciar allí y en la calle esa barbarie disfrazada de ciencia económica. De no hacerlo, devendrán en sacerdotes de la casta.