Evasión

De un espesante a evitar salpicaduras de aceite: los trucos de cocina de la vieja escuela que la gente ya casi no usa

Mujer en cocina. Foto: iStock

elEconomista.es

La cocina no tiene nada de magia, pero en ocasiones puede parecerlo. A día de hoy las redes están plagadas de "nuevos" trucos que prometen resultados espectaculares, más fácil y más rápido. Sin embargo, no te engañes. De nuevos estos trucos tienen poco.

Los buenos consejos de nuestros padres o abuelos pueden haber pasado desapercibidos y se pierdan entre confusión, pero con total seguridad pueden ser la clave. Y es que no son pocas las recetas que aparecen como recién llegadas, aunque tengan un siglo de historia.

Es el caso del café Dalgona. Hace cinco años empezó a conocerse en redes como una variante del café batido. Toda una novedad, por no ser de que empezó a existir tras comercializarse el café soluble en 1903.

Con esto en mente resulta interesante echar un vistazo a los métodos culinarios del pasado.

La sal evita salpicaduras

A la hora de freír con aceite es frecuente que se formen manchas persistentes que sean muy complicadas de sacar. La batalla por conseguir una cocina limpia comienza por la técnica que se emplee al cocinar.

Si se echa sal al alimento antes de que se vaya a cocinar. Este truco clásico que no reduce por completo las salpicaduras, pero puede ayudar. Cuando el agua de los alimentos entra en contacto con el aceite caliente, se convierte rápidamente en vapor, lo que provoca esas salpicaduras.

Si se pone sal se extraerá parte de la humedad de la superficie, lo que reducirá las salpicaduras.

Guarda la grasa

Es un recurso frecuente que se encuentra en casa de cualquier abuela. La grasa que sueltan las carnes como el tocino al cocinarla, en ocasiones con tropezones, se suele guardar en tarros de cristal principalmente para no obstruir el fregadero. Pero esto también es un producto muy codiciado.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de los Estados Unidos lanzó una campaña masiva para que los ciudadanos recolectaran grasa de cocina usada, incluyendo la de tocino, y la entregaran a los carniceros. Esta grasa se procesaba para extraer glicerina.

La glicerina, a su vez, es un componente clave en la fabricación de nitroglicerina, que es un ingrediente base para explosivos como la dinamita.

Actualmente su objetivo no es este, pero no por ello es menos útil. Se trata de un condimento que potencia mucho el sabor si se cocina con esta grasa en vez de con aceite.

Una cubitera es más que para el agua

En redes sociales es frecuente ver gente enseñando trucos para congelar salsas o especies y usarlas más adelante. Puede parecer original, pero es una técnica que ya se empezó a usar en los años 50 y 60. Por aquellos años los estadounidenses lo hacían con limón para luego incluirlo en sus cócteles, pero pronto pasó a tener un propósito más en la cocina.

Recuperar un tomate

Hacer la compra a diario es algo que no está al alcance de todos y si se quiere comer bien es posible que se compre más verduras de las que puedes preparar. En el caso de los tomates que no te preocupe si se ponen algo blandos. Hay un método para "recuperarlos" que ya se hacía en la década de los 50.

Deja a remojo durante una hora el tomate con agua helada y una cucharadita de sal. Te sorprenderá la cantidad de agua que puede absorber. Se trata de una afirmación avalada por la America's Test Kitchen.

El agua fría no solo aumenta la presión dentro de las paredes celulares, sino que también puede reforzar la pectina, un agente espesante.

Levadura en tortillas más esponjosas

Echarle algo de leche, nata, o los más "intrépidos" mayonesa a la masa de la tortilla francesa para que quede más esponjosa. Sin embargo, hay un truco que funciona mejor y, como supondrás, es anterior. Se trata de usar polvo de hornear para que quede muchísimo más esponjoso.

En concreto se debe añadir una cucharadita de levadura química a cuatro huevos, aunque lo mejor es ir probando las proporciones para ver cuál es tu favorita.

Cortar masas y pasteles de una manera sencilla y limpia

Y es que las recetas en los medios de comunicación no son nada nuevo. Esta es una técnica que ya se publicaba en la década de 1960. Consiste en usar un trozo de cuerda para hacer cortes limpios en pastelería sin requerir cuchillos.

Enrolla el cordón alrededor del pastel y tirar de ambos extremos en sentido contrario para nivelarlo o crear capas uniformes.

En redes se ha recuperado este truco usando en vez de un hilo normal, hilo dental. Aquí hay que tener cuidado por si este es de menta, ya que el sabor podría transferirse al pastel o la masa.

Mantener vapor en el horno mientras se hace el pan

Durante la pandemia hacer pan casero se convirtió en una meta. Si aún estás buscando la manera de perfeccionarlo solo hay que tener en cuenta un pequeño detalle: mantener el vapor en el horno.

La manera más sencilla es colocar en la rejilla superior durante el horneado una bandeja con agua.

Una pasta de cáscaras de limón o naranja

Antes de poder refrigerar y congelar los alimentos para conservarlos, la gente tenía que ser creativa y aprovechar al máximo cada ingrediente. En el siglo XIX, los cocineros preparaban conservas de cáscaras de limón y naranja que aportaban un delicioso toque cítrico a sus comidas durante meses. Para crearlas, combinaban cáscaras, un chorrito de jugo y un poco de azúcar glas para formar una pasta estable.

Ablandar la carne con bicarbonato

Nuestro fiel amigo el bicarbonato de sodio. Tiene una gran cantidad de usos, pero con la carne ve su opción más interesante para la cocina. No hay nada más triste que preparar con cariño y esmero un bien corte bien marinado para ver que está demasiado dura estropeando todo el plato.

Esta técnica, de origen chino, es conocida como aterciopelado y consiste en marinar las carnes en una masa compuesta de bicarbonato de sodio, claras de huevo, maicena y sal durante una hora para ablandar las fibras de la carne.

Hervir las patatas en agua fría con sal

Cada vez que se ha insinuado que se eche la pasta cuando el agua todavía no hierve nos han echado la bronca, por lo que da a entender que es una práctica extendible a otros ámbitos. Sin embargo, en el caso de las patatas no. Lo mejor para que se hagan bien y quede un delicioso puré hay que echar a las patatas cuando el agua esté todavía fría e ir poco a poco calentándola hasta que hierva. Garantiza una cocción uniforme y una textura perfecta.

No olvides sazonar el agua fría con abundante sal. Al cocinarse, las patatas absorberán mucho sabor.

Revitalizar el pan

Congelar el pan es una opción para tener siempre que quieras, pero si se quedó olvidado unos días en la encimera se puede "revitalizar". Toma unas hojas de papel de cocina y mójalas bajo el grifo. Escúrrelas un poco hasta que estén húmedas, pero no empapadas. Envuelve el pan con el papel húmedo hasta cubrirlo por completo. Para la mejor textura caliéntalo en el microondas durante 10 segundos para que se humedezca y luego mételo en el horno a temperatura baja.

Un espesante ideal: copos de puré de patatas

Los copos de patata secos, esos preparados de puré que se venden en los supermercados, tienen una funcionalidad más allá de ser puré. Y es que emplearlos en guisos, elaboraciones vegetales (como una hamburguesa) o salsas, ayudará a que la textura sea mejor si por algún casual se te fue la mano con el agua. Además no afectará el delicado equilibrio de sabores que tanto te costó lograr.