Evasión
Guardar el pan en el frigorífico: el sencillo truco que deberías poner en práctica para mantenerlo fresco durante más tiempo
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elEconomista.es
Meter en pan en el frigorífico, un gesto aparentemente de lo más sencillo, pero que pocos tienen interiorizado, cuando en realidad marca la diferencia. Aunque se piense que este electrodoméstico es uno de los peores enemigos que puede existir para el pan, que le aporta humedad y lo vuelve gomoso, nada más lejos de realidad, ya que ayuda a mantener su frescura y calidad por más tiempo.
Comprender cuál es el proceso del vida útil del pan y por qué tiende a echarse a perder "tan pronto", en un par de días. En primer lugar, una vez horneado este comienza un proceso natural de oxidación que se acelera al estar en contacto con el aire y los cambios de temperatura, por lo que saber cómo almacenarlo es vital para prolongar su buen estado.
Cómo guardar el pan correctamente
La gran mayoría de personas optan por almacenar el pan en una bolsa de plástico o recipiente hermético y dejarlo a temperatura ambiente, cuando en realidad se trata de una técnica que puede no ser la adecuada para todos los tipos. Panes con cortezas crujientes, artesanales o de molde tienden a tener diferentes requisitos, por lo que conocer el método del frigorífico es de gran ayuda.
La clave está en envolver el pan adecuadamente y meterlo a la nevera. Para ello, es importante asegurarse de que está totalmente frío y tras ello, guardarlo en un paño de algodón o bolsa transpirable. El plástico no es un material adecuado para esta ocasión, ya que favorece la aparición de moho. En el caso concreto del pan de molde, lo ideal es almacenarlo en un recipiente hermético que lo proteja del aire y la humedad. De esta forma, la vida útil del pan se prolonga y podemos consumirlo hasta una semana después.
Otra opción podría ser congelar el pan. Se trata de una excelente solución cuando contamos con grandes cantidades y sabemos a ciencia cierta que no vamos a poder consumirlo antes de que se ponga malo. Para ello, corta en rebanadas el pan y mételo en una bolsa de congelación. Así, solo tendrás que coger la cantidad deseada y calentarlo para restaurar su estado.