Energía
Los rellenos de Gibraltar amenazan el litoral andaluz
- Las obras del macrocomplejo urbanístico Eastside que se realizan en el Peñón para ganar terreno al mar están impactando en las aguas de soberanía española y alterando la dinámica del ecosistema costero en una Zona de Especial Conservación
- El Ejecutivo de Fabián Picardo construirá una planta de gestión de residuos para reducir la exportación de desechos al Complejo Medioambiental de Cádiz
- Contenido publicado en la revista Agua y Medio Ambiente
Inés Oria
Todos los adjetivos escuchados tras la firma han sonado grandilocuentes. Histórico, definitivo, garantista. "Supone el fin del último muro que se levanta en la Europa continental", proclamaba el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares. Tras infinidad de reuniones y cinco años después del Brexit, España (y la Unión Europea) han pactado con el Reino Unido el acuerdo para el encaje de Gibraltar.
Desaparecen la verja, los controles fronterizos para personas y mercancías; queda contemplada una futura unión aduanera entre la UE y Gibraltar, y España se reserva el derecho de supervisar el mercado gibraltareño. No obstante, el famoso pacto ha logrado opacar una realidad que lleva años generando controversia en las aguas que bañan el Peñón y Andalucía: el desarrollo del megaproyecto urbanístico Eastside.
Un puerto deportivo, un rompeolas, 1.300 viviendas, un hotel, un parking… y, también, las reticencias de varias voces de la administración gibraltareña pero, al tiempo, la validación definitiva: la promotora TNG Global tiene ya permiso para construir el rompeolas y seguir expandiendo su territorio ganando terreno al mar.
España ha invocado las líneas de aquel Tratado de Utrech por el que la soberanía del Peñón fue cedida al Reino Unido en 1715 y en las que se establece que las aguas que rodean la colonia no están contempladas en el acuerdo. A pesar que de Londres se adjudicó unilateralmente una franja de tres millas alrededor de Gibraltar, nuestro país nunca ha reconocido esa cesión de titularidad. Así, el complejo Eastside violaría lo establecido. Gibraltar ha hecho oídos sordos a esta demanda desde el principio. De hecho, incluso la venta de viviendas y locales sobre plano ya ha comenzado.
Las críticas al proyecto incluyen también voces ecologistas. Para construir el gran espigón, alertan, Gibraltar habría vertido al mar más de 50.000 toneladas de piedra de escollera, una práctica que estaría afectando directamente al agua y el suelo de las costas españolas en una zona que, además, está considerada de Especial Conservación. Asimismo, las dudas sobre cómo se van a gestionar los residuos de la obra redondean sus quejas, teniendo en cuenta la incapacidad técnica del Peñón para asumir los desechos que ya genera hoy por hoy.
Las autoridades españolas aseguran estar "vigilantes" y recuerdan que hay un procedimiento judicial abierto para comprobar si el Gobierno gibraltareño ha realizado vertidos al mar para construir estos rellenos que, además, se están realizando con rocas importadas de la cantera malagueña de Casares.
Una planta para desconectarse de España
Gibraltar produce anualmente unas 30.000 toneladas de basura que, por ahora, deriva al Complejo Medioambiental Sur de Europa de Los Barrios, en Cádiz. Por este servicio, el Gobierno del Peñón abona más de un millón de euros.
Para superar esta dependencia, el Ejecutivo de Fabián Picardo, el ministro principal de Gibraltar, ha aprobado la construcción de una planta de gestión de residuos propia, adjudicada a una filial de la empresa Environment and Waste Management Services Limited.
Este proyecto nace con la voluntad de evitar situaciones como la ocurrida en 2022 cuando, tras el Brexit y sin todavía un acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido, más de 6.000 toneladas de basura quedaron bloqueadas en territorio británico.