Energía
El desplome del petróleo amenaza con desencadenar el "gran reseteo" de la industria de EEUU
- Ya se ha roto el umbral de rentabilidad de 62 dólares el barril
- JP Morgan: "El exceso de oferta podría provocar un reset en la industria"
- Locura con las apuestas sobre el petróleo: los fantasmas de 2014 y 2020 hunden las previsiones del crudo
Álvaro Moreno, Vicente Nieves
Cuando el mundo ardía por los aranceles, la OPEP remató el precio del petróleo con una inyección de oferta al triple de lo esperado. Este cóctel explosivo ha provocado enormes caídas en la materia prima que han ido destrozando las cotizaciones de las principales compañías cotizadas del mundo. Pero ya no es solo un tema de rentabilidad, algunos expertos y firmas ya están señalando que el nuevo panorama puede provocar lo contrario de la famosa promesa de Donald Trump de que bajo su mandato el crudo iba a brotar en EEUU a un ritmo frenético con más pozos que nunca (drill baby drill). Ahora las empresas están preparándose para, si no hay un enorme rebote, recortar la producción de forma clara.
El precio del barril de Texas, el WTI, ha caído desde el 2 de abril más un 20% pasando de los 72 dólares a perder los 60 dólares. Este giro dramático ha venido de una perspectiva de ralentización de la economía mundial e incluso recesión en EEUU a raíz de los aranceles. Sin embargo, la OPEP también tuvo un importante peso al anunciar un 'acelerón' en el retorno a la producción. El cártel quiere reintroducir poco a poco la producción perdida de 3,85 millones de barriles diarios, a la que renunciaron para proteger los precios. Sin embargo, su anuncio sorprendió al mundo, pues proclamó que volvía a producir 411.000 barriles diarios en un solo mes (mayo). Se trata del triple de lo que se esperaba para esa cita y de lo que la OPEP había anunciado.
Tras estas caídas, la industria petrolera se ha desplomado en bloque. ExxonMobil, el líder del sector, cede más de un 13% desde el anuncio de Trump. Su gran rival, Chevron, cede más de un 16%. Aunque entre los grandes el mercado se ha cebado especialmente con ConocoPhilips, que se desmorona un 18%. Y estas son algunas de las que más han resistido pues las pequeñas firmas tienen un menor margen de rentabilidad para aguantar el golpe de la caída de precios. El índice sectorial S&P Oil & Gas Exploration & Production cede más de un 19% en este periodo.
Este descalabro no viene solo de un golpe en su impacto, cambia la realidad del sector de forma crítica. Esto parece contraintuitivo pues, gracias a la oleada de compras en el sector, la rentabilidad por proyecto ha aumentado. Según la Reserva Federal de Dallas esto ha llevado a que se dé un punto de equilibrio (precio a partir del cual ya es rentable la explotación) de entre 31 dólares en los proyectos en Delaware y 45 dólares en la Cuenca Pérmica.
El motivo de esta mejora, según Deloitte es que "la industria petrolera de EEUU ha priorizado inversiones de alta rentabilidad lo que les ha permitido lograr una gran eficiencia y un sólido rendimiento financiero". El resultado es que las empresas están ganando más que en años en los que los precios del barril superaron los 100 dólares. "Están logrando sus mejores beneficios en 24 años tras aumentar en un 2024 los mismos un 16%".
El umbral clave
Sin embargo, si bien esta puede ser la media, la realidad es que la mayoría de las empresas responden a un umbral de rentabilidad mucho peor. Desde Rystad Energy en su última encuesta consideran que el precio medio para el sector petrolero en Texas realmente está en los 62 dólares el barril para la media de las empresas. En resumen, dado que el WTI Texas cotiza en los 55,5 dólares, buena parte de la industria está, de hecho, perdiendo dinero a partir de ahora. Esto ha llevado a que firmas de inversión como Raymond James comenten en su último informe que "si los precios actuales persisten no hay duda que la producción va a disminuir, será un cambio que suceda poco a poco.
El director de energía de la firma, Marshal Adkins, comenta "no solo no se conseguiría un drill baby drill sino que como siga bajando el precio será un verdadero desastre para todos". El experto considera que para que haya una verdadera expansión habría que esperar unos precios de 85 dólares o superiores.
Si bien todos estos datos y desaceleración afectan principalmente a la Cuenca Pérmica, desde Rystad comentan que "dado que ya es poco probable que la producción de los 48 estados más aledaños crezca fuera de la Cuenca Pérmica, una desaceleración en la zona petrolera más prolífica del país desaceleraría la tasa de crecimiento de la producción en 2025, si los precios se mantienen moderados".
Desde S&P Global coinciden y alegan que "los precios actuales frenarían la actividad de upstream en cuestión de meses. Además, en la era actual donde se ha intensificado tanto la búsqueda de rentabilidad, unos precios bajos ahora podría provocar que retrasen muchos sus planes de intensificar su actividad de perforación, incluso cuando los precios ya se hayan recuperado". La agencia considera que muchas empresas aprovecharán el momento para recortar sus proyectos y "usar ese dinero para centrarse en el pago de deuda", en particular en un entorno arancelario donde los tipos de interés, según parece podrían bajar próximamente. El mercado espera unos recortes de 125 puntos este año.
La firma señala que, en cualquier caso ,llueve sobre mojado dado que "esperábamos un crecimiento ya modesto con un nivel de gastos de exploración y producción un 2,5% inferior a 2024". Ahora ya noes solo una desaceleración sino que esperan que, de insistir en los precios actuales "se pase directamente a caídas en la producción incluso con la necesidad de sacrificar niveles de actividad ya presentes a corto plazo, pagos a dividendos o preservación de inventarios para defender sus márgenes en un momento de alta tensión".
Una disrupción industrial
JP Morgan, en su informe semanal sobre los mercados de petróleo, ya anticipaba esta posibilidad. "Incluso sin intervención política directa, los débiles fundamentales con una oferta al alza y demanda bajo presión podrían presionar los precios a la baja", explican los analistas del banco. En su escenario base, prevén que el Brent cierre 2025 en 64 dólares, con el WTI por debajo de 60 en 2026. Para JP Morgan, el objetivo del Gobierno de Trump es claro: "Reducir el precio del crudo hasta los 50 dólares por barril o menos", aunque implique soportar un periodo de "disrupción industrial" como el vivido en 2014 con la guerra de precios entre la OPEP y el fracking.
La combinación de exceso de oferta, deterioro macroeconómico y presión política por unos precios bajos podría provocar un nuevo "reset" del mercado, advierte JP Morgan. Y si los precios no repuntan, los efectos se harán visibles: muchas empresas evitarán completar nuevos pozos, mantendrán equipos inactivos, pero contratados y canalizarán cualquier excedente de caja hacia recompras de acciones en lugar de expandir su producción. Como señala Gabriele Sorbara, de Siebert Williams Shank "las compañías intentarán resistir lo máximo posible antes de despedir a sus equipos más eficientes".
El problema es que, en este nuevo entorno, no se trata solo de esperar a que el precio rebote. La presión estructural proviene también de Washington. "Trump quiere gasolina barata, y para lograrlo está dispuesto a tensionar todo el sistema energético", afirma Patrick DeHaan, de GasBuddy. Y añade con ironía: "A veces hay que tener cuidado con lo que se desea: gasolina barata suele significar que la economía está en apuros".
La incertidumbre también empieza a alterar el comportamiento de los productores. Algunas empresas mantienen sus planes de perforación, pero retrasan la conexión de los pozos al mercado, a la espera de precios mejores. La lógica es simple: conservar el ritmo interno y la eficiencia operativa, evitando despedir a trabajadores o cancelar contratos con proveedores clave.
Lo que está en juego, en última instancia, no es solo la rentabilidad de los productores. Es la sostenibilidad de un modelo energético que ha convertido a EEUU en un actor dominante en los mercados globales. Si los precios no se estabilizan pronto por encima de los 60 dólares, muchos expertos coinciden en que el "boom del fracking" podría entrar en una nueva fase de contracción. La aparente victoria de Trump —combustibles más baratos— podría esconder un daño estructural difícil de revertir.