Energía

El sector del biogás denuncia el retraso de España y reclama un sistema de ayudas similar al francés

  • El país solo cuenta con 250 plantas de las casi 20.000 que hay en Europa
  • De las más 1.000 instalaciones de biometano, solo 5 están en el territorio nacional

Alba Pérez, Rubén Esteller
Madrid,

España, uno de los países de la UE con mayor potencial técnico para producir biogás, mantiene una profunda brecha en el desarrollo de esta tecnología con respecto al resto de Europa. Y es que, frente a las casi 20.000 plantas de biogás de las que dispone el continente, el territorio español no alcanza las 250, sumando los 3 subsectores: agroganadero, depuradoras de agua (EDAR) y vertederos (como Valdemingómez).

Así lo explica a este diario Francisco Repullo, presidente de Asociación Española de Biogás (AEBIG), quien apunta que la minoría de las instalaciones son agroganaderas, unas 50, a pesar de que este subsector posee más de un 75% del potencial para la producción del combustible. Lo mismo ocurre con el biometano (inyectable a la red gasista). Según el experto, de las más de 1.000 plantas europeas de biometano, España solo tiene 5.

"El modelo a seguir por España es el francés porque nos parecemos mucho desde un punto de vista agrícola, ganadero y  de extensión", señala Repullo. Sin embargo, según apunta, Francia ya sobrepasa las 700 plantas de biometano. "Está poniendo nuevas plantas en operación a un ritmo de dos por semana", afirma el experto. Pero, ¿por qué existe tanta diferencia entre España y Francia teniendo una características similares? La clave está en el sistema de ayudas. "En Francia tienen unas ayudas muy interesantes. Todo el módulo de inyección, la cabina de verificación y control o el ramal de conexión no corren a cargo del productor", argumenta el presidente de la patronal de biogás.

El sector cuenta con una feed-in tariff, tarifas que ofrecen una compensación basada en costos a los productores, dándoles certeza en el precio y contratos a largo plazo que ayuden a financiar las inversiones. "Llevamos reclamando mucho tiempo al Gobierno algo similar al modelo francés, pero el problema aparece cuando pasas del nivel técnico al político", denuncia.

Sistema de garantías

En marzo de este año el Gobierno aprobó la hoja de ruta del biogás. "Primero salió primero la del hidrógeno para sorpresa de todos, cuando este todavía es una apuesta de futuro. Y nos llevamos la gran sorpresa de que mientras todo el mundo apunta a un objetivo para 2030 de aproximadamente el 10% del consumo y España se queda en el 3,5%", dice el experto.

La hoja de ruta establece la implementación de un sistema de garantías de origen, que "debería haber estado ya en vigor en julio del año pasado", sostiene el presidente de AEBIG. "La transposición parcial de la Red II se ha hecho hace un par de meses y también salió un borrador a consulta pública, pero el decreto no está aprobado", dice.

Existe un importante demanda de compañías cuya intención es comprar biometano para obtener los certificados y evitar los derechos de emisión de CO2. En España es imposible satisfacer esta demanda porque no existen suficientes plantas.

Como el país no tiene un sistema de certificación que permita conmutar o compensar la compra de derechos, el poco biometano que se produce se vende fuera. "Es absurdo que hagamos aquí el biometano y se estén descarbonizando otros países. Producimos el gas renovable sin ayudas y se descarbonizan otros", señala.

Solución energética y medioambiental

Además de las ventajas del desarrollo del biogás desde un punto de vista energético, cuya necesidad ha puesto en especial relevancia la tensión en los mercados energéticos provocada por la  invasión de Ucrania, esta tecnología ofrece importantes beneficios en materia medioambiental. Su producción contribuye a la eliminación de gases efecto invernadero y otras emisiones perjudiciales para la salud. También contribuye a la economía circular y fija la población rural gracias al crecimiento de la cadena de valor empresarial.