Empresas y finanzas

Enusa se juega la mitad del negocio con el cierre de las centrales nucleares

  • La firma busca contratos en plantas de Ucrania y Eslovaquia
Tubos de zircaloy en fábrica de Enusa. Autor: eE.

Tomás Díaz

Enusa, el fabricante español de combustible nuclear, se juega la mitad de su volumen de negocio, de unos 100 millones al año, con el cierre de las centrales nucleares españolas. La empresa pública -60% de la SEPI y 40% de Ciemat- tiene el foco puesto en el crecimiento exterior y se ha aliado con la norteamericana Westinghouse, al objeto de conseguir contratos en Ucrania y Eslovaquia para instalaciones de manufactura rusa.

"Si Enusa existe es por el sector nacional", asevera Javier Montes, director de Operaciones y Combustible Nuclear de Enusa, y responsable de la fábrica situada en Juzbado (Salamanca), una de las cinco instalaciones de su clase de la Unión Europea. Con licencia para producir 500 toneladas al año de uranio enriquecido hasta el 5%, esta factoría produce unas 300 toneladas, que crecerán hasta las 330 toneladas entre 2020 y 2023.

La empresa nunca ha arrojado pérdidas -en 2017 ganó 12 millones- y exporta más del 60% de la producción. En Europa, en la actualidad, tiene como clientes a 10 centrales nucleares francesas de EDF -le adquiere unas 100 toneladas al año-, cuatro belgas de Electrabel, una alemana de RWE, una sueca de Vattenfall y E.ON, y una finlandesa de TVO.

Sin embargo, son las centrales españolas las que le aportan la mitad de la facturación, porque les presta más servicios que a las extranjeras. Concretamente, Enusa ejerce de central de compras del mineral de uranio para ellas -destina unas cantidades muy variables, de hasta 300 millones al año-, les fabrica el combustible, se lo transporta y se lo recarga en los reactores, entre otras labores de ingeniería. A los clientes extranjeros lo más normal es que únicamente les fabrique el combustible y se lo transporte hasta las instalaciones.

Los contratos con las centrales españolas tienen una duración típica de cinco años. El pasado noviembre se firmó el último, con Endesa, Iberdrola y Naturgy, propietarias de las centrales con diseño de Westinghouse -Almaraz, Ascó y Vandellós-, que contempla 24 recargas hasta 2024, por unos 300 millones en total, según fuentes del sector.

Ahora bien, la incertidumbre sobre el futuro de las plantas españolas ya trastoca los planes de Enusa. El borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima plantea que dejen de generar entre 2025 y 2035, pero las eléctricas, a pesar de haber rubricado un protocolo con Enresa -responsable de gestionar los residuos- que sitúa el primer cierre, el de Almaraz, en 2027, no acaban de ponerse de acuerdo.

Claúsulas de salida

Por eso, este último contrato incluye cláusulas de salida -Almaraz podría cerrarse en 2020-, de modo que las recargas tendrán lugar cuando lo demanden las centrales. Además, Enusa ya está realizando estudios para adaptar el ritmo de las recargas al calendario de clausura que finalmente se acuerde; los elementos de combustible están en los reactores de las centrales durante tres ciclos de recarga hasta ser retirados y durante los ciclos de transición a cierre -que tienen una duración típica de cuatro años- debe haber un tratamiento especial para reducir la pérdida de energía.

El problema de los ciclos de transición a cierre también afecta a las plantas nucleares de otras latitudes, como las alemanas -el Gobierno teutón quiere apagarlas todas en 2022- y, curiosamente, ha llevado a la central de Trillo a conversar con Enusa para buscar una alternativa a su abastecimiento de combustible; con diseño de Siemens, no tiene del todo claro que pueda seguir comprándolo en Alemania.

Exportación y otros negocios

En cualquier caso, Enusa está potenciando la exportación. En noviembre firmó un contrato con TVO, de 150 millones, hasta 2038 y ahora tiene la vista puesta en reactores de Ucrania y Eslovaquia, porque la fábrica de Juzbado es la única de Europa que puede suministrarles combustible, aparte de Rusia.

Pero competir con Moscú es una aventura -la planta húngara de Paks le canceló un contrato recién firmado junto con la finesa Fortum- y la empresa dirigida por José Vicente Berlanga se ha aliado con la norteamericana Westinghouse para acometerel proyecto.'