La cúpula de BBVA conocía el trabajo ilegal de Villarejo en el asalto de Sacyr
- El equipo del inspector se reunió con miembros de la dirección letrada
Fernando Tadeo, Eva Díaz
La cúpula de BBVA, o buena parte de ella, estaba al corriente de los servicios que el banco había contratado a las empresas de José Manuel Villarejo para desmontar la operación de asalto de Sacyr en 2004 y 2005. En los informes realizados por el excomisario -hoy en prisión preventiva- para el banco, a los que ha tenido acceso este periódico, se hace mención a una reunión que mantuvo el equipo del exinspector con miembros de la dirección Letrada del grupo financiero y se sugiere que hay determinadas áreas pilotadas por el staff, como la dirección de comunicación e imagen, que conocen la existencia de los trabajos. La dirección Letrada, según algunas fuentes, sería la jurídica ya que nunca ha existido en la entidad una bajo esa denominación, y ésta podría haberse utilizado en los contactos con Villarejo a un asesor externo.
Hasta ahora solo se había desvelado que el enlace de Villarejo con el departamento de Seguridad de BBVA, liderado por Julio Corrochano, y se había sugerido que el de Recursos Humanos, pilotado por Ángel Cano -que entre 2009 y 2015 fue consejero delegado- estaban al tanto de la investigación, que derivó en presuntas escuchas y seguimientos ilegales a importantes empresarios y políticos de la época.
Cinco fases de actuación
Aunque el exinspector sostenía, tal y como reza el informe, que "sea aconsejable que todos los departamentos deberían ignorar la existencia de este grupo de trabajo (GIA)" por cuestiones de seguridad, lo cierto es que apuntaba a que el éxito de la operación de desbaratamiento de los planes de Sacyr dependía en gran medida de la coordinación y colaboración de la alta dirección de BBVA.
Es más, en el calendario de actuaciones determina que para continuar con el servicio es necesario "obtener la aprobación por parte de la Dirección Letrada de la entidad" en las diferentes fases, que son cinco. Para ello, una vez culminada una de estas fases se daba un colchón de entre cinco y diez días para que el área jurídica apruebe el operativo. Éste había fijado como prioritario "la localización y seguimiento" de los actores más relevantes del denominado grupo hostil (entre ellos el expresidente de la constructora, Luis del Rivero y el exjefe de la Oficina Económica del Gobierno, Miguel Sebastián), además de la infiltración en sus infraestructuras con filmaciones y controles electrónicos.
En la documentación incautada sobre este caso, que está en manos de la Audiencia Nacional desde el pasado mes de junio, se refleja cómo al equipo de Villarejo "le sorprendió positivamente la rápida comprensión de la importancia" de mantener reuniones con la dirección Letrada.
"Ataque por la retaguardia"
En el informe, fechado el 11 de enero de 2005, se destaca que "celebrada por fin dicha reunión (el pasado día 5) por parte de este GIA -grupo de investigación- se hizo una discreta y somera exposición sobre los planes operativos respecto a sembrar de dificultades el camino, que se temía iba a ser a corto plazo, abierto a Sacyr (por los apoyos políticos detectados)". En dicha reunión, el equipo de Villarejo informó que el llamado grupo hostil está preocupado por la posibilidad de que los accionistas minoritarios se están reorganizando y de que alguien de BBVA esté preparando la operación "del ataque por la retaguardia", que consistía en la adquisición del 5% de la constructora a través de firmas del extranjero para debilitar la fuerzas de poder en el seno de Sacyr.
Este movimiento, según los informes, fue desaconsejado por el representante de la dirección Letrada de la entidad por "temeraria". Pese a ello, el equipo de Villarejo continuó con el trabajo encomendado de tratar de sumar como mínimo dicho porcentaje de capital de Sacyr, con el fin de entorpecer en la medida de lo posible el plan de asalto de la firma de Luis del Rivero.
Se da la circunstancia de que Sacyr pretendía, precisamente, tomar entre el 3% y el 5% de BBVA para controlarlo y echar al entonces presidente ejecutivo, Francisco González, una actuación bendecida y promovida por La Moncloa de José Luis Rodríguez Zapatero, con el objetivo de ser replicada en otras empresas que habían sido privatizadas años antes por el Gobierno del PP. Entre estas compañías, destacan Telefónica, Iberia o Endesa.
En la cúpula del banco en 2004 y 2005 se encontraban los actuales máximos responsables de Bankia. Según han venido trasladando en las últimas semanas a sus colaboradores, tanto el presidente José Ignacio Goirigolzarri como José Sevilla desconocían la existencia de los trabajos de Villarejo para BBVA.
Goirigolzarri entonces era el consejero delegado de la entidad azul, mientras que Sevilla asumía la jefatura del gabinete de la presidencia de Francisco González. Ambos, con estos mensajes, pretenden desvincularse por completo de la trama de espionaje masivo del excomisario.