Empresas y finanzas

La banca frenó la venta de hipotecas en noviembre por el lío del impuesto de Actos Jurídicos


    Fernando Tadeo

    Noviembre se comportó peor de lo previsto para la banca en cuanto a la contratación de hipotecas. Las entidades esperaban un mes récord una vez despejado el entorno tras la polémica del Tribunal Supremo con el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (IAJD) y la posterior decisión del Gobierno de cargar al sector su coste, pero no ha sido así.

    El efecto de todo este lío se vio reflejado en la venta de préstamos para la adquisición de la vivienda en noviembre, algo que no sucedió en octubre a pesar de que en los últimos diez días de dicho mes las entidades y los clientes pararon la formalización y la petición de estos productos financieros.

    En noviembre la producción de hipotecas fue de 3.690 millones, siendo un 10% más con respecto a un año antes, lo que supone el menor ascenso de todo 2018, sin tener en cuenta agosto -fecha considerada casi inhábil para este tipo de operaciones- y marzo por el efecto de la Semana Santa.

    Además, la caída es más relevante si se tiene en cuenta que en octubre los nuevos créditos para viviendas aceleraron pese al Supremo, hasta lograr un crecimiento del 17,4%. De hecho, en octubre la contratación fue la más elevada desde 2010 cuando se inició un abrupto descenso como consecuencia de la recesión económica y la crisis que padecían entonces las entidades financieras, que se vieron obligadas a cerrar el grifo del crédito.

    En los once primeros meses de 2018 el importe concedido por la banca a los hogares para la adquisición de una vivienda ascendió a 39.824 millones, un 14% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior.

    Sin embargo el saldo hipotecario que tiene el sector financiero en su balance todavía decrece como consecuencia de que las nuevas operaciones no compensan las amortizaciones y vencimientos de los créditos otorgados en el pasado.

    Se espera que a partir de 2019 el volumen, por fin, crezca, aunque todo dependerá de la influencia que puedan tener los cambios introducidos por el Congreso a la ley, que aporta mayores garantías a los clientes y reduce el poder de las entidades, lo que hace menos atractiva la comercialización de este producto. Además, algunos expertos ya están empezando a advertir de una ralentización en el mercado inmobiliario español tras años de recuperación debido a la incertidumbre política y a los efectos de la crisis que viven algunos países, como Italia o China.

    La reforma hipotecaria entrará en vigor, previsiblemente, a partir de marzo, una vez se convalide en el Congreso y en el Senado, después de meses y meses de parálisis en la Cámara Baja. La modificación, que obedece a una transposición de una directiva europea, dio un empujón tras la polémica del Supremo con el impuesto de actos jurídicos.

    Encarecimiento

    Algunas fuentes destacan que el frenazo de noviembre se debe en parte a la incertidumbre generada en torno al coste de los préstamos, ya que durante semanas los bancos advirtieron de que iban a encarecer las hipotecas para evitar pérdidas con su venta, trasladando así este gasto fijo de producción.

    De hecho, los datos aportados por el Banco de España, ponen de relieve que en octubre y, sobre todo, en noviembre, el precio de los créditos para vivienda a las familias avanzó en torno a un 3%, sin tener en cuenta comisiones, hasta el 2,02%.

    La subida, además, se produce en un contexto de repunte del euribor, aunque este indicador -que condiciona la cuota mensual que deben pagar los clientes- se sitúa en negativo después de tres años bajo cero. El euribor cerró diciembre en el -0,129%.

    Algunas entidades decidieron modificar su política comercial en plena polémica de Supremo o en los días posteriores a la decisión del Gobierno de imponer el IAJD al sector, pero otras mantienen los tipos y los requisitos exigidos ante la necesidad de elevar el negocio y los ingresos para ser más rentables.

    Entre los grupos que cambiaron las condiciones destacan CaixaBank, Ibercaja, Santander y el Sabadell. Mientras los dos primeros subieron las tasas de sus productos hipotecarios estrella, los otros dos retiraron las ofertas gancho de manera inmediata y empezaron a aplicar precios personalizados para cada cliente.