Las horas más bajas de la alianza Nissan-Renault
- Japón y Francia y los tres constructores quieren seguir unidos
Juan Ferrari
Carlos Ghosn, responsable de la alianza Nissan-Renault-Mitsubishi -primer fabricante mundial de coches-, comentaba en 2016 en París ante un reducido número de periodistas, incluidos dos españoles, que la industria siempre existiría porque la compra de un coche era algo pasional. "Conocen a alguien que se entusiasme cuando adquiere una lavadora", dijo. El 19 de noviembre vivió en sus carnes la pasión desmedida de la industria del motor.
Detención de Ghosn en Tokio
Por sorpresa, al aterrizar en la capital nipona procedente de Beirut donde reside, la policía le detuvo por irregularidades en sus finanzas personales. La Fiscalía de Tokio, en base a una investigación interna iniciada en verano por la propia Nissan, le acusa de no reportar sus ingresos reales por parte de Nissan y de usar los activos de la compañía para uso personal. Según Les Echos, no es evasión fiscal, sino haber reducido sus ingresos ante las autoridades bursátiles en cerca de 70 millones desde 2010.
Guerra fría entre Renault y sus socios japoneses
La connivencia de Nissan en la detención generó un duro enfrentamiento entre los miembros de la alianza. El consejero delegado de Nissan, Hiroto Saikawa, se apresuró a decir que la situación era propicia para equilibrar la relación de fuerzas. Existe un intercambio accionarial favorable al grupo francés, propietario del 43 del capital de la japonesa, mientras que Nissan sólo posee el 15% de Renault. Sin embargo, la nipona es el pez grande dominado por el chico. De los 10,6 millones de coches que vendió el pasado 2017 la alianza en su conjunto, y que le permitió desbancar al grupo Volkswagen como líder, 5,8 fueron de Nissan por 3,76 millones de Renault. El resto lo aporta Mitsubishi, cuyo 34% está en manos de Nissan.
La pretensión de reestructurar el poder viene de largo. Ya en 2015 lo planteó Saikawa y en marzo de este año hubo rumores de que el Estado francés vendería su parte en Renault a Nissan, lo que permitiría que la japonesa controlara el 30%, igualando fuerzas. Pero no pasó de un rumor. De hecho, con Ghosn ya detenido, el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, subrayó que no "quería ninguna modificación del equilibrio entre los socios".
Una integración total
Por el contrario, la intención de Carlos Ghosn era dar un paso adelante hacia un fusión real. Porque ahora, más allá de una alianza y el intercambio accionarial, la relación entre Renault y Nissan-Mitsubishi se personaliza en la figura del directivo franco-brasileño. Concentraba la presidencia de la Alianza, la presidencia ejecutiva del Grupo Renault y la presidencia tanto de Nissan como de Mitsubishi. Ghosn se ha prodigado en alabar las bondades de la unión. En verano cifró en 5.700 millones las sinergías obtenidas y declaró que "continuarían creciendo en los próximos años, impulsadas por una mayor convergencia". Una convergencia que en los planes de Ghosn debería estar completada en 2020.
Nissan y Mitsubishi rompen relaciones con el directivo
De momento, no se sabe sí finalmente habrá fusión, pero parece claro que no la pilotará Ghosn. El 22 de noviembre, Saikawa anunciaba su destitución como presidente de Nissan y cuatro días después, el consejero delegado de Mitsubishi, Osamu Masuko, seguía los pasos de su accionista mayoritario y quitaba la presidencia a Ghosn. En Renault las cosas han sido más confusas. El Gobierno francés, a los dos días de la detención, pedía al grupo industrial que cesase al directivo como presidente, pero tras pedir la información a Nissan y analizar las acusaciones, el 13 de diciembre Renault dijo no encontrar ninguna "irregularidad" y mantuvo a Ghosn en sus cargos. No obstante, de momento, la dirección ha recaído sobre el número 2, Thierry Bolloré.
En defensa de la alianza
Las dudas durante todo este mes se han centrado en la viabilidad de la propia alianza del primer grupo automovilístico mundial. Sin embargo, al menos formalmente, las intenciones son mantener la unión. El 22 de noviembre, los ministros de Economía francés, Le Maire, y japonés, Hiroshige Seko, se reunían en París y aseguraban en un comunicado conjunto que seguirían apostando por una cooperación "ganadora" entre las compañías y mantener un estrecho contacto para tratar el caso Ghosn, todavía en prisión preventiva. Cinco días después, el 27 de noviembre, tocaba el turno a las empresas. Los máximos directivos de Nissan, Mitsubishi y Renault emitían un comunicado conjunto: "Seguimos plenamente comprometidos con esta alianza. De forma unánime y con convicción, los consejos de administración de Renault, Nissan y Mitsubishi han reafirmado en estos últimos días su profundo compromiso con la alianza". Pero quizá, no cómo está ahora.