Empresas y finanzas
Deliveroo multiplica por cinco los 'números rojos' y pierde 162 millones
- El resultado negativo del grupo de reparto a domicilio supera las ventas
Javier Romera, África Semprún
Deliveroo patina con su cuenta de resultados a pesar del fuerte crecimiento que está registrando en los distintos países en los que opera. El grupo británico de reparto a domicilio, acusado en España por la Inspección de Trabajo de emplear a falsos autónomos, ha registrado unas pérdidas operativas a nivel mundial de 141 millones de libras (162 millones de euros) en 2016, el último con cifras publicadas.
La cifra supone multiplicar por cinco el resultado negativo del año anterior y que los números rojos superen además el volumen de ingresos. La facturación del grupo se elevó ese año, en concreto a 128,5 millones de libras (147,3 millones de euros), lo que supone también siete veces más que en 2015. Las pérdidas después de impuestos fueron de 129 millones de libras (148 millones de euros).
Deliveroo opera en 150 ciudades de 12 países y cuenta con filiales, además de España, en Francia, Irlanda, Alemania, Holanda, Bélgica, Italia, Estados Unidos. Australia, Singapur, Hong Kong y Emiratos Árabes. Sus activos estaban valorados en conjunto en 215 millones de libras (308,5 millones de euros) a 31 de diciembre de 2016, el triple que un año antes.
Cinco años de vida
Al contrario de lo que hacen otras firmas tecnológicas, Deliveroo, que fue constituida en 2013 por William Shu y Greg Orlowski, tiene su sede fiscal en Londres, en Reino Unido, por lo que no trata de eludir el pago de impuestos a través de países con baja tributación como Luxemburgo, Holanda o Irlanda. En total, la firma trabaja con más de 35.000 restaurantes (2.000 en España), y más de 30.000 repartidores, que trabajan en calidad de autónomos.
Roofoods Spain, la filial del grupo británico en nuestro país, fue constituida en julio de 2015. Ese año apenas tuvo actividad, aunque registró ya unas pérdidas por el lanzamiento de casi un millón de euros. En 2016, el primero ya con operaciones en el país a pleno rendimiento, los ingresos se situaron en 3,8 millones, pero los números rojos se dispararon hasta 5,6 millones de euros.
Es decir, que por cada euro que ingresó ese año la compañía perdió 1,4 euros. Aunque hay que tener en cuenta que el negocio está en plena expansión, es una muestra de que el modelo está teniendo numerosas dificultades para que su rentabilidad en el mercado español logre arrancar. La matriz está inyectando dinero en la filial -la deuda con empresas del grupo en 2016 se duplicó prácticamente, hasta 2,3 millones de euros-, pero su situación no es nada fácil, teniendo en cuenta, especialmente, la batalla judicial abierta.
Y es que, a los problemas que afronta ahora Deliveroo para conseguir rentabilizar su negocio se suma el riesgo de tener que asumir como empleados a toda la flota de autónomos que prestan para ellos el servicio de reparto a domicilio. De momento, la inspección de trabajo de Valencia ha exigido a la compañía el pago de 160.000 euros a la Seguridad Social por las cotizaciones no satisfechas de unos 50 riders, tras decretar que operaban como falsos autónomos. La firma ha recurrido la decisión ante la justicia. Si finalmente el Supremo dictamina que los repartidores son empleados de estas plataformas, los costes labores de su negocio se dispararán comprometiendo aún más su viabilidad a corto-medio plazo.
"El modelo de negocio de las plataformas sólo es viable porque no tienen que soportar el coste de tener una red de repartidores. Van a tener que adaptarse a la legislación y subir los precios del servicio si quieren sobrevivir", explican desde el sector. En este punto, no hay que olvidar que Deliveroo paga unos 4 euros brutos por reparto efectivo y asegura que los riders "son como clientes" y que su principal negocio son los restaurantes.
Las pérdidas son muy comunes en este sector. Por ejemplo, Glovo multiplicó por siete sus números rojos en 2016 hasta los 4,52 millones de euros.