Empresas y finanzas
David Álvarez negoció con sus hijos la paz en Eulen justo antes de fallecer
- El fin del conflicto depende ahora de su hija María José, que asume el control
- El empresario creó un gigante de los servicios que tiene 84.000 empleados
Javier Romera, Carmen Larrakoetxea, Rafael Daniel
El fallecimiento ayer a los 88 años de edad de David Álvarez, presidente y fundador del grupo Eulen, abre una incertidumbre sobre el futuro de la compañía. El empresario llevaba diez años enfrentado con cinco de sus siete hijos -Juan Carlos, Elvira, Marta, Pablo y Emilio Álvarez Mezquíriz- por el control no solo del gigante de la seguridad y la limpieza, sino también por el de El Enebro, la sociedad propietaria de las Bodegas Vega Sicilia y la cárnica Valles del Esla.
Sin embargo fuentes próximas a la familia confirmaron a elEconomista, que a comienzos de este mes de noviembre, pocos días antes de ser ingresado en el hospital, llamó a sus hijos con el objetivo de iniciar las conversaciones para pactar una salida al conflicto.
Reunión familiar
Según estas fuentes, el presidente de Eulen mantuvo una primera reunión con uno de los representantes de los hermanos que, sin embargo, no pudo ir más allá ante el agravamiento de su salud. Desde que estalló la batalla en 2010, los hijos díscolos no habían dejado de buscar una solución al conflicto, con varios acercamientos a su padre, pero hasta ahora habían resultado infructuosos. Ahora, a falta de que se conozca en los próximos días el testamento del empresario leonés, todo indica que la batalla podría estar llegando a su fin, aunque toda su resolución dependerá, en gran medida, de las decisiones que adopte María José Álvarez Mezquiriz, la hija que ha permanecido del lado del empresario durante el conflicto y que asumirá el control mayoritario de Eulen tras el fallecimiento del mismo.
Reparto del capital
A principios de 2013, en plena batalla en los tribunales, David Álvarez, casado en terceras nupcias, constituyó junto a su hija María José Daval, una sociedad para aglutinar el 60 por ciento de Eulen, blindando así el grupo y frenando los planes de sus otros cinco hijos de hacerse en el futuro con el control del grupo. Además del apoyo de su hija María José, el presidente de Eulen ha contado en los últimos años con el respaldo de su hijo Jesús David Álvarez Mezquíriz, pero éste ha acabado finalmente por quedarse al margen.
De hecho, la última batalla en la larga guerra familiar por el control de Vega Sicilia tuvo lugar apenas hace cuatro meses y fue cuando Jesús David Álvarez vendió su participación en El Enebro a los hermanos díscolos. Marta, Elvira, Juan Carlos, Emilio y Pablo Álvarez adquirieron un 12,33 por ciento de su paquete y pasaron a controlar el 80 por ciento del accionariado, mientras que El Enebro adquirió para autocartera el 1,37% restante. La decisión fue un auténtico jarro de agua fría para el patriarca empresarial, que poco antes se había anotado la victoria en la batalla judicial que había mantenido para que se le reconociesen los derechos políticos sobre las acciones de sus hijos que tenía en usufructo.
El Tribunal Supremo reconocía a David Álvarez los derechos políticos sobre esas acciones y por tanto la capacidad para utilizarlos en los consejos de administración. Sin embargo, los hijos díscolos, lejos de ceder el control de la bodega, interpretaban que la sentencia no tenía ningún efecto jurídico ya que, argumentaban, el fallo, reconocía que según la Ley de Sociedades de Capital, si ellos asistían a la junta, su padre, que tenía los derechos en usufructo, no podía representarlos en ningún caso.
Esa sentencia, en cualquier caso, no llegó a ejecutarse y tras el fallecimiento pierde ahora el sentido. A la espera de lo que diga el testamento, en este momento, María José Álvarez mantiene el control sobre Daval y, por lo tanto, sobre el 57,7% de Eulen, pero conserva únicamente un 13,7 por ciento de El Enebro, lo que la deja en una posición minoritaria.
Un imperio de 1.400 millones
En juego está un imperio que factura 1.400 millones de euros, que está presente en 14 países y que da empleo a 84.000 personas, de los que 35.000 se encuentran fuera de España. David Álvarez Díez creó un verdadero imperio a partir de esas actividades que por cotidianas y atomizadas -la seguridad o la limpieza- que nadie consideraba importantes, pero que este visionario supo profesionalizar y rentabilizar. Antes de sentar las bases del actual conglomerado, Álvarez había constituido una academia técnica, Minerva, cuyo logotipo era la lechuza que después ha acompañado al grupo.
Ya en 1962 creó el germen de lo que hoy es Eulen, la empresa central de limpiezas El Sol, que profesionaliza la limpieza de oficinas y edificios públicos; para después diversificar su actividad a innumerables servicios a empresas, véase seguridad, logística, telemarketing, mantenimiento, trabajo temporal, servicios sanitarios, etc.
Aunque la empresa da sus primeros pasos en Bilbao, la matriz Eulen S.A. termina trasladando su sede social a Madrid, pero también ampliando su base de actuación a Portugal, Estados Unidos, Colombia, Costa Rica, Chile, Jamaica, México, Panamá, Perú, República Dominicana, Libia, Omán y Qatar.